El autor relata cómo se desarrolla la vida en la villa durante la “peste” ─así la llaman los lugareños─ y cómo a pesar de esta situación de “emergencia” y crisis sanitaria, la vida en las villas se desnuda mostrando su mejor cara, pero también su rostro más vil, pobre y desgarrador.
Llamando a la solidaridad para ir en ayuda de quienes están sin trabajo y sin alimentos, tres diócesis en Chile afrontan la dimensión social de la pandemia.