Un profundo interrogante ha sacudido la vida del país, una pregunta formulada con el rugido de los tractores que ha paralizado la vida ciudadana creando un espacio obligado para pensar y preguntarse: ¿qué pasa en el campo? ¿Qué demandan los trabajadores y trabajadoras del sector primario? ¿Qué piden a la ciudadanía y qué se les pide a ellos? Quizá la demanda inicial para todos es pensar, pensar el campo. Todos necesitamos pensamiento para entender lo que pasa en esa España profunda y olvidada, en una economía rural que se mueve hacia un futuro más sostenible y en unas relaciones nacionales e internacionales que no son las de hace dos décadas. La reflexión puede estar alimentada por los textos bíblicos, textos agrarios en origen pero que trascienden en el tiempo y pueden abrir horizontes nuevos y necesarios. Todo para lograr encontrar la senda de lo humano, que es la senda del Evangelio.