“Renovamos nuestra cercanía en oración a la querida población ucraniana tan probada y a cuantos sufren el horror de la guerra en Palestina e Israel, así como en otras partes del mundo. Oremos por estos pueblos que están en guerra y oremos al Señor para que siembre la semilla de la paz en los corazones de las autoridades de los países”. De esta manera ha concluido el papa Francisco hoy la audiencia general de los miércoles en el Aula Pablo VI, en la que ha continuado su ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes centrándose en la gula.
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Centrado en “la locura del vientre”, como llamaban los Padres antiguos a la gula, el Pontífice ha recordado que “Jesús nos ha enseñado a ser capaces de amar la sana alegría de las bodas de Caná; a sentar a nuestra mesa a los pobres y a los pecadores, en signo de comunión; a no sujetarnos supersticiosamente a reglas de impureza, sino considerar todo como un don de Dios, confiado a nuestra custodia”.
Sin embargo, “cada vez más nuestra sociedad da muestras de haber perdido el sentido auténtico de la relación con los bienes de la tierra. Muchos trastornos alimenticios (anorexia, bulimia, obesidad) expresan el sufrimiento de tantas personas ante esta realidad. Hemos pasado de ser administradores de los bienes divinos, a ser consumidores, detentores de una voracidad insaciable que está destruyendo el planeta”, ha agregado.
“Dejemos que el Evangelio nos sane de la glotonería”
Para Jorge Mario Bergoglio, “la nutrición es la manifestación de algo interno: la predisposición al equilibrio o al exceso; la capacidad de agradecer o la pretensión arrogante de autonomía; la empatía de quien sabe compartir la comida con los necesitados, o el egoísmo de quien lo acapara todo para sí”.
“Esta pregunta es muy importante: dime cómo comes y te diré qué alma tienes. Nuestro interior, nuestros hábitos, nuestras actitudes psíquicas se revelan en la forma en que comemos”, ha aseverado. En este sentido, el Papa ha pedido a todos los presentes que “dejemos que el Evangelio nos sane de la glotonería personal y de la glotonería social”.
En su saludo a los peregrinos de lengua española, ha invitado a pedir al Señor “recuperar el sentido eucarístico del comer, en lo que tiene de acción de gracias a Dios por lo que nos da, y de comunión con el hermano, con el que compartimos la alegría de la fraternidad”.
