Tribuna

Está y… es belleza

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“Creo en mantener la esencia, aunque cambien los colores. Creo aún en los favores, la virtud y la simpleza
y en que la mayor riqueza habita en el corazón
¡Y entre tanta desazón aún creo en la belleza!” (Stern, Nano – Creo en la belleza, 2022)



La belleza es cotidiana

En esta canción del músico chileno, al leer toda su letra podemos percibir la complejidad y la particularidad de la afirmación: ¡Creo en la belleza! Él hace esa profesión porque ella se manifiesta incluso en las realidades que podrían o no ser “apreciadas como tales”. Y repite como una jaculatoria que, entre tanta adversidad, oscuridad, desazón, indiferencia, fealdad, horror, hipocresía, vanidad, ira…¡cree en la belleza!

Como toda experiencia humana, la belleza transita y vive la multiplicidad de percepciones y cosmovisiones que la contemplan, analizan y proponen para los demás. Desde la mirada artística y sus corrientes interpretarán la belleza con algunos estilos o lenguajes del arte (música, pintura, arquitectura, escultura, poesía, etc.).

La filosofía hará sus aportes desde las perspectivas que fueron contemplando la belleza. Platón la presenta como el reflejo de las ideas en el mundo sensible y como “idea de bien”. Aristóteles por otro lado, manifiesta que es una relación entre proporción y armonía. Arthur Danto, hace una distinción al reflexionar sobre la belleza, mencionando aquella que es natural “cuya existencia es independiente de la voluntad humana, como el cielo nocturno o la puesta de sol, los mares imponentes o los picos majestuosos” (Danto, Arthur C, 2005, pág. 105).

¡La belleza es cotidiana!, tan al alcance de la manos que el filósofo norteamericano afirma, que hasta el mismo Kant “en la belleza natural veía la garantía de una profunda e intencionada armonía entre nosotros y el mundo” (Danto, Arthur C, 2005, pág. 153).

El Pastor Bello

“Yo soy el buen Pastor” (Jn. 10, 11; 14)

En el evangelio del IV Domingo de Pascua, se nos presenta la imagen del Pastor Bueno, es decir ¡Bello!

El término que se traduce por “bueno”, es “kalos” (ϰαλός). Este epíteto se puede traducir por “bello, hermoso”. En algunas consideraciones indicaría que esa persona posee una “aptitud para una tarea” (Rivas, Luis Heriberto, 2005, pág. 302). El texto de Juan, nos relata la afirmación de Jesús como aquel que es verdadero pastor bello. Y menciona algunas características: dar la vida, no huir cuando viene el lobo, conocer a las ovejas, y convocar a otras ovejas (Biblia de estudio – conocer, 2024).

Una contemplación que nos hace eco en esta lectura, es la condensación de bondad, belleza y verdad que se encuentran en la persona de Jesús Pastor: él es bueno, él es bello, él es el verdadero.

Por otro lado, no es una belleza ajena a las ovejas, él las conoce y ellas a él. Lo paradójico de esta cita es que el conocimiento no hace referencia a una intelectualidad o mero “saber el nombre”, sino que indicaría la actitud de quien quiere conocer de ir hacia lo que quiere conocer. Es decir, como un proceso de acercamiento y profundidad entre quien quiere conocer y lo conocido. En el evangelio citado, sería tanto del Pastor hacía las ovejas, como de ellas hacia el pastor.

Belleza original

“Y Dios vio que era bueno… muy bueno” (Gn. 1, 4, 10; 12; 18; 21; 25)

En este primer relato de la creación denominado sacerdotal, encontramos estas afirmaciones repetidas: vio que era bueno. Aquí se aplicaría una semejanza con la traducción que se emplea en el epíteto “bueno” que se traduciría también por bello y apto. La obra de Dios es bella y, en la humanidad, se encuentra ese plus de belleza (muy bueno), por medio de la cual todo lo creado está orientado y originado en el amor de Dios que crea para la belleza, plenitud y comunión que en la vida hebrea se manifiesta en el “shabat”, revelando la vinculación entre el creador y lo creado.

En la perspectiva cristiana, Jesús, el pastor bello, se presenta como el dador y promotor de la vida.

Desde la Pascua, al ser recreado todo en Cristo, se nos recuerda que fuimos configurados para sumergirnos en el misterio de Dios (Concilio Vaticano II – GS, 1965) (#1). Además, la experiencia de la creación nos recuerda que “Dios nos concede participar de su propia Belleza” como afirmaba el pseudo Dionisio (Evdokimov, Paul, 2021, pág. 20)

Dios está y esa presencia, es una cercanía que provoca bondad, belleza, porque él es bueno. En el Sal. 118/117 hay una aclamación que se itera al principio y al final; por la cual podríamos afirmar que el autor resalta la acción de Dios entre este epíteto: “¡Den gracias al Señor, porque es bueno!”. Es una exclamación que evoca la bondad de Dios y en la historia del pueblo (cf. Ex. 18,9), reafirmando la perpetua alianza del creador en cada acontecimiento recordado: “porque es eterno su amor”. Esta bondad de Dios se comparte y expresa como inquebrantable y que permanece para siempre. Bueno, bello, hermoso como características del Creador podrían ser sinónimos de su santidad (Curia, Christian, 2022, pág. 19).

Belleza plenificante

“Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es” (1ª Jn. 3, 2)

En la 2ª Lectura de este IV domingo del camino pascual, nos detenemos en esta afirmación para contemplar que la belleza del Pastor hace bella a la comunidad y que es una belleza no terminada, sino que invita a una plenitud en la existencia. Utilizando los relatos de la resurrección y creación: “en el principio/el primer día de la semana… a los ocho días más tarde”, pareciera que la Belleza nos origina, proyecta y orienta hacia la plenitud. La belleza del Pastor se presenta como el principio (arjé), como el fin (sjaton) y como pleroma que nos “lleva hasta el fin”, nos atrae hacia sí (Curia, Christian, 2022, pág. 44).

Porque en Cristo fuimos constituidos, hijos y herederos, hermanos y servidores, y, sin embargo, todavía lo definitivo de nuestra existencia no se ha revelado acabadamente. Quizás por  este motivo, la lectura de la carta de Juan nos invite a contemplarnos en una belleza del resucitado que nos plenifica en la comunión del Reino.

Belleza alegre y que se complace

Es hermosa una Iglesia con el rostro alegre, el rostro sereno, el rostro sonriente, una Iglesia que nunca cierra las puertas, que no endurece los corazones, que no se queja ni alberga resentimientos, que no está enfadada, no es impaciente, que no se presenta de modo áspero ni sufre por la nostalgia del pasado cayendo en el involucionismo (Francisco, Homilía beatificación Juan Pablo I, 2022)

En la beatificación de Albino Luciani, conocido como Juan Pablo I, Francisco (actual obispo de Roma), nos recordó que, para el Papa de la Sonrisa, Dios está en el centro de la vida del creyente, pero no de cualquier modo: está  haciendo el bien, es decir, provocando belleza, sin anular nuestra existencia, sin oprimir, sin la imposición de un plan sin escapatoria.

Desde el misterio pascual de Jesús, su propuesta y anuncio del Reino, comprendemos a Dios como Abba/Imma que está buscando el bien y generando bondad y belleza en todo lo que realiza. Damos gracias a Dios porque Juan Pablo I, nos recuerda alegremente que la Trinidad es buena, bella y siempre quiere el bien de la humanidad.

El pastor bello, nos recuerda que hay un Dios que se deleita, porque “la alegría eterna… en la cual los tres juntos se complacen” (Evdokimov, Paul, 2021, pág. 14)suscitando carismas que embellecen el rostro de las personas y comunidades, porque la gracia es la belleza de Dios Trinidad, derramada en nuestra vida, en la creación y en la humanidad.

Pastoral de la Belleza

Este IV Domingo de Pascua es tradicional en varios territorios eclesiásticos, establecer el día de oración por las vocaciones consagradas. Por tal motivo la iglesia reza por todas las vocaciones que surgen de la Belleza del bautismo, porque todos los cristianos somos consagrados con el crisma como sacerdotes, profetas y pastores.

Nos recuerda Gregorio Nacianceno (Padre de la Iglesia) la belleza y significatividad del Bautismo:

El Bautismo es el más bello y magnífico de los dones de Dios […] lo llamamos don, gracia, unción, iluminación, vestidura de incorruptibilidad, baño de regeneración, sello y todo lo más precioso que hay. Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios (CEC, 1997) (#1216)

Durante años inmemoriales, se ha presentado a la pastoral vocacional como aquella que ayuda a responder a una propuesta de Dios para la vida. Y muchas veces con una perspectiva martirial, en la cual la persona, se tenía que entregar eligiendo a estructuras pensadas para otra época. ¿Por tal motivo en Aparecida se nos invitaba a dejar caer estructuras caducas? El actual prefecto para el Dicasterio de la Doctrina de la fe, siendo presbítero en Argentina afirmaba que a veces, hay ciertas experiencias, vocablos y pensamientos que son decrépitos, es decir, sumamente viejos (Fernández, Víctor Manuel, 2010, pág. 91).

Quizás, para una propuesta más evangélica de las vocaciones, sería prudente contemplar y presentar la “vía pulchritudinis”, es decir, el camino de la belleza en el seguimiento de Cristo, el Pastor Bello, y presentar a toda vocación como aquella “vía” (camino) por la cual Dios quiere construir, junto con el ser humano, una manifestación de su belleza, tanto en la vida personal de cada uno de nosotros, como en aquellos con quienes compartimos el gusto de vivir y convivir desde el Resucitado.

“Anunciar a Cristo significa mostrar que creer en Él y seguirlo no es sólo algo verdadero y justo, sino también bello, capaz de colmar la vida de un nuevo resplandor y de un gozo profundo, aun en medio de las pruebas. En esta línea, todas las expresiones de verdadera belleza pueden ser reconocidas como un sendero que ayuda a encontrarse con el Señor Jesús. No se trata de fomentar un relativismo estético que pueda oscurecer el lazo inseparable entre verdad, bondad y belleza, sino de recuperar la estima de la belleza para poder llegar al corazón humano y hacer resplandecer en él la verdad y la bondad del Resucitado” (Francisco – EG, 2013) (#167)

Plegaria

Jesús, Pastor bello,

Gracias por acompañar y estar en nuestra historia, que por momentos se vuelve oscura y se desorienta.
Gracias por creer en nuestra belleza interior, natural y compartida.
Gracias porque el Padre nos crea bellos, buenos y aptos para vivir y convivir nuestra vocación.
Gracias porque el Espíritu suscita carismas que nos embellecen y engalanan a la comunidad.
Gracias por consagrarnos en el Bautismo y en cada momento de belleza que nos rodea y generamos.
Te pedimos que el camino de la belleza, nos impulse y oriente a crear y recrear espacios y tiempos lindos, bellos, armoniosos, agradables para vivir y convivir, para revelar lo hermoso que es seguirte y lo bello que es participar de tu sacerdocio por medio de la unción del Crisma recibido en el Bautismo.

Feliz Pascua de la Vida Nueva… y que ella nos impulse a seguir siendo felices y con caras de redimidos.

Bibliografía

Biblia de estudio – conocer. (2024).
CEC. (26 de diciembre de 1997). Catecismo de la Iglesia Católica.
Concilio Vaticano II – ‘Gaudium et spes’. (12 de Diciembre de 1965).
Curia, Christian. (2022). ‘Una aventura maravillosa’. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: PPC – Bonum.
Danto, Arthur C. (2005). ‘El abuso de la belleza. La estética y el concepto del arte’. Barcelona: Paidós.
Evdokimov, Paul. (2021). ‘El arte del ícono. Teología de la belleza’. CABA: Ágape.
Fernández, Víctor Manuel. (2010). ‘Conversión Pastoral y nuevas estructuras ¿lo tomamos en serio?’. CABA: Ágape.
Francisco – ‘Evangelii gaudium’. (14 de Noviembre de 2013).
Francisco, Homilía beatificación Juan Pablo I. (04 de Septiembre de 2022).
Rivas, Luis Heriberto. (2005). ‘El Evangelio de Juan. Introducción. Teología. Comentario’. Buenos Aires: San Benito.
Stern, Nano – ‘Creo en la belleza’. (2022). YouTube.

Foto: diócesis de Córdoba (España)