Rino Fisichella llama a la Iglesia en México a “no vivir en la cultura del selfie, sino en la cultura del encuentro”

En el marco de la semana de formación anual de los obispos de México, que se llevó a cabo del 31 de agosto al 3 de septiembre, Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, impartió la charla ‘Elementos para el discernimiento pastoral de los sacerdotes en medio de la actual pandemia: realidad, tendencias y aspectos pastorales frente al reto de la nueva evangelización’. 



En su conferencia digital, Rino Fisichella advirtió que si bien la pandemia del Covid-19 dio a la Iglesia la oportunidad de ser creativos y encontrar nuevas formas de  pastoral, “no podemos vivir en la cultura del selfie, que remite al individualismo, sino en la cultura del encuentro del otro, a través de la escucha y el respeto, porque ahí se descubre la dimensión de la complementariedad, es decir, una pastoral que permite evangelizar más allá de la dimensión sacramental”.

Para el arzobispo italiano, uno de los grandes desafíos que tiene la Iglesia es precisamente la cultura digital: “Esta encuentra su espacio a nivel global y está cada vez más modificando nuestros lenguajes y comportamientos”, además de que impone una forma de inculturación del Evangelio.

La Iglesia debe ofrecer respuestas

La ciencia y la técnica –explicó Rino Fisichella- introducen al hombre en horizontes que hasta ayer parecían imposibles de alcanzar; sin embargo, “cuanto más nos adentramos en la apropiación del cosmos, más apremiante se vuelve la pregunta sobre el sentido del hombre y del mundo”.

En todo este horizonte –continuó- el misterio de la existencia personal parece desvanecerse ante el poder de la técnica, “hasta el punto de que el entusiasmo por la belleza de las emociones parece desfallecer, y el hombre se encuentra dominado por objetos que ahora se han convertido en una prótesis irremplazable”.

“Sin embargo la pregunta sobre el sentido de la vida permanece inalterada y las preguntas siguen siendo las mismas: ‘¿quién soy en este mundo?’, ‘¿a dónde voy?’, ‘¿hacia qué objetivo?’, ‘¿existe la posibilidad de amar y ser amado para siempre?’, ‘¿existe la vida después de la muerte? Oímos cada vez más la pregunta: ‘¿por qué no me deja morir?’”.

Ante esta realidad, Fisichella destacó la importancia de que la Iglesia se cuestione cómo ser una presencia evangelizadora en el continente digital: “por ejemplo, cómo podemos apoyar la búsqueda de la verdad con vistas a una respuesta coherente a la pregunta sobre el sentido de la vida”.

En este sentido, urgió a conocer el poder del mundo digital y utilizar todas sus potencialidades y aspectos positivos; pero advirtió que la evangelización no se realiza solo usando instrumentos digitales; “la evangelización está llamada a ofrecer espacios de experiencias de fe, donde el encuentro interpersonal resulte ser la carta de triunfo”.

Urgen hacer sentir la cercanía de Jesús

Para Rino Fisichella, la pandemia del Covid-19 también mostró de nuevo la debilidad del hombre de hoy; “es un hombre que tiene más fe en la ciencia, que en Dios… el hombre descubre que es débil y experimenta que su vida está en peligro, tiene miedo”, por lo que el arzobispo exhortó a hacer sentir a los fieles la cercanía de Jesús en toda ocasión.

Al respecto, se refirió de manera particular a la solidaridad que se ha experimentado durante la pandemia; “la solidaridad humana, junto con la justicia, para nosotros son la base de la caridad; nuestro testimonio es una expresión de la credibilidad de la fe que no puede dejarse solo para unos momentos ni delegarse solo para unas pocas personas”.

Destacó que la emergencia sanitaria hizo recuperar la importancia de la comunidad en un periodo en el que “el individualismo hoy reina en occidente… aquí se comprende la urgencia de transmitir la fe… el Covid recuperó el sentido de oración… contamos con infinidad de testimonios de oración… recuperar el sentido de la oración sencilla, como el sostén de la vida diaria, me parece una importante labor de la nueva evangelización”.        

Por primera vez en la historia, la semana de formación permanente del episcopado mexicano no sólo se llevó a cabo de forma virtual, sino que algunos talleres, foros y conferencias impartidos por los obispos fueron públicos, como el del arzobispo Rino Fisichella.

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