Obispo mexicano que fue asaltado: “Es muy complicado dar abrazos cuando te tienen con los brazos levantados”

Eduardo Cervantes Merino llamó a los delincuentes a la conversión y les pidió que, así como se organizan para hacer el mal, se organicen para hacer el bien, con los dones que Dios les ha dado

Obispo Eduardo Cervantes Merino

La Conferencia del Episcopado Mexicano se solidarizó con el obispo de Orizaba (Veracruz), Eduardo Cervantes Merino, luego de que un grupo de criminales lo despojaran de sus pertenencias mientras viajaba por carretera que conecta Veracruz con Puebla.



El asalto ocurrió el 4 de abril, cuando los delincuentes aprovecharon la neblina que cubre un tramo de la carretera, conocido como Cumbres de Maltrata, para detener a varios autos, entre ellos el del obispo Cervantes Merino, y a punta de pistola arrebataron las pertenencias de los viajeros.

Tras lo ocurrido, el episcopado mexicano agradeció a Dios el hecho de que el obispo y los dos sacerdotes que le acompañaban no fueron lastimados, pero también lamentó la situación de violencia que se vive todos los días en el país, por lo que pidió a las autoridades, de todos los niveles, poner mayor atención y cuidado para que haya un libre y seguro tránsito por las carreteras.

Los obispos también llevaron sus oraciones a Dios para que toque los corazones de la gente que provoca sufrimiento: “que el Señor les dé el don de la conversión y, como sociedad, sigamos trabajando en la reconstrucción de la paz que tanto anhelamos”.

¿Abrazos o balazos?

Por su parte, en un video, el obispo Cervantes Merino explicó que a los asaltos en las carreteras no debe considerárseles sólo incidentes, sino que deben verse como hechos dolorosos que padece, de modo casi ordinario, la gente.

“Veníamos en la carretera hacia las Cumbres, había niebla; íbamos atrás de un tráiler cuando el tráfico comenzó a ser más lento; nos detienen. Y de pronto vimos que en el carril de acotamiento venía una familia, y dentro de la familia, una persona diciéndonos que era un falso retén, que estaban asaltando“.

Recuerda el obispo que, de pronto, apareció un grupo de hombres armados; algunas personas de los autos cercanos pudieron correr, pero ellos se quedaron en el vehículo. En concreto les pidieron los celulares, las carteras y los relojes, pero a él, de manera directa, le exigieron el anillo episcopal.

Para el obispo Cervantes Merino, este tipo de violencia es parte de lo que sufre constantemente la comunidad, y parte de lo que la Iglesia católica ha denunciado de muchas maneras: “Sentí impotencia y, desde luego, también miedo, porque las personas tenían el dedo en el gatillo“, reconoció.

A los delincuentes, el obispo les concedió el perdón: “Quiero que sepan que, de mi parte, tienen mi perdón, no hay rencor; aunque no me parece que ese sea el camino que merecen ellos, ni el trato que merece la gente en la carretera”.

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