Los obispos de Argentina: “Son tiempos complejos, por momentos contradictorios”

Al finalizar el primer plenario del año, pidieron implicarse ante el sufrimiento de la gente y no perder la esperanza y la alegría

Los obispos de la Conferencia Episcopal Argentina, al finalizar en el primer plenario del año, emitieron un comunicado, titulado: “En tiempos difíciles, amar a los demás y alegrar sus vidas”.



En este mensaje, manifestaron que desde hace décadas en Argentina se viven tiempos difíciles y que atentan contra la dignidad de la persona: la “pandemia” del narcotráfico; los pobres como material de descarte que promueve el sicariato, dinero manchado de sangre; el drama de los abuelos que deben elegir entre comer o comprar medicación porque no alcanza la jubilación; el cierre de comedores comunitarios por falta de asistencia y vecinos que se quedan sin la comida diaria; el ataque a la vida inocente que no ha nacido; los millones de chicos que se debaten entre la miseria y la marginación; la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares; las familias despojadas de sus tierras; la pérdida del trabajo.

“Son tiempos complejos, por momentos contradictorios, en los que conviven una esperanza y paciencia honda de nuestro pueblo, que habla de su grandeza de corazón, con una incertidumbre y una creciente vulnerabilidad de las personas”, aseveraron los prelados desde el Cenáculo, en Pilar.

Amor y alegría

Recordaron quesan Alberto Hurtado decía que en tiempos difíciles no nos tenemos que cansar de amar a los demás y de alegrar sus vidas. Por eso, en esta declaración, los pastores resaltaron el amor a los demás, y pidieron implicarse ante los sufrimiento y problemas de las personas; demostrar el amor con gestos, tender una mano, especialmente al pobre, mostrar proximidad y cercanía ante las heridas y el dolor.

En cuanto a la segunda parte de la frase de Hurtado “alegrar las vidas de tantos hermanos que la están pasando muy mal”. Por eso, en el actual contexto económico y social argentino, es  fundamental sostener una alegría profunda y duradera, la que nace del encuentro con el Señor, y que libera desesperanza y del desaliento. “La verdadera alegría tiene que ver con el sentido de la vida, con la experiencia de tener un horizonte”, indicaron.

Agregaron que están convencidos que “el amor con gestos concretos y la alegría son el anuncio más explícito del Evangelio en una sociedad que parece vivir en el constante enfrentamiento, donde priman el individualismo y una libertad sin amor”.

Aludieron a San Pablo que exhorta: “Sean alegres en la esperanza” (Rom 12, 12), y que ambas virtudes van inseparablemente unidas. Por eso, en su exhortación final piden el don de la esperanza que sostiene en tiempos difíciles y anima hacia adelante sin bajar los brazos, “tomados de la mano de los más vulnerables con los que vamos haciendo camino para, entre todos, construir la Patria de fraternidad que anhelamos y por la que tantos dieron su vida”. Y para seguir esperando contra toda esperanza, pidieron que la Virgen María conceda la fortaleza, solidaridad, el compromiso y la alegría.

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