“Con la beatificación, Juan Pablo I dejará de ser ‘la Cenicienta’ de los Papas del siglo XX”

Stefania Falasca, vicepresidenta de la Fundación Vaticana que custodia la memoria de Albino Luciani, afirma que la ceremonia del próximo 4 de septiembre será “sencilla y humilde”

La beatificación de Juan Pablo I, que tendrá lugar el próximo 4 de septiembre, será “a la Luciani”, es decir, marcada por la “sencillez y la humildad”. Stefania Falasca, vicepresidenta de la Fundación Vaticana Juan Pablo I y vicepostuladora de su causa, adelantó este miércoles cómo será la ceremonia y que en ella estará presente la joven argentina Candela Giarda, cuya sanación inexplicable para la ciencia tuvo lugar, según la Iglesia católica, gracias a la intercesión de Juan Pablo I. También participará sor Margherita Marin, la única que sigue viva de las cuatro religiosas que asistían al Papa Albino Luciani en el apartamento pontificio.



La beatificación de este obispo de Roma cuyo pontificado duró tan solo 34 días (y no 33, como habitualmente se afirma, pues “también se cuenta el día de la elección”, según subraya Falasca) llega casi 44 años después de su muerte e impulsada por “una fama de santidad impresionante y sin promoción alguna”. Con esta ceremonia, que reivindica implícitamente su figura, eclipsada por su repentino fallecimiento, Luciani dejará de ser “‘la Cenicienta’ de los Papas del siglo XX”, según le dijo Jorge Mario Bergoglio a Falasca.

“Aunque su magisterio fue de solo 34 días y su gobierno no pudo desplegarse en la historia, sigue siendo un punto de referencia para la Iglesia universal”, comentó a este revista la vicepresidenta de la Fundación Vaticana Juan Pablo I, destacando su continuidad con las líneas marcadas por el Concilio Vaticano II, como la búsqueda de la paz, la colegialidad episcopal o la pobreza de la Iglesia. “Luciani encaró estas prioridades de manera sencilla y convincente”.

Favorable a la píldora

En las últimas semanas la figura del conocido como ‘Papa de la sonrisa’ ha vuelto a la actualidad después de que el Vaticano publicara un documento sonoro de 1968 en el que Luciani, entonces obispo de Vittorio Veneto, se mostraba favorable al uso de la píldora anticonceptiva. Aquellas declaraciones son previas a la publicación de la encíclica ‘Humanae Vitae’, en la que Pablo VI cerró la puerta a los métodos anticonceptivos considerados artificiales.

Tras aclarar que ya era conocida la opinión de Luciani sobre la píldora, Falasca recordó que la Conferencia Episcopal Italiana había encargado al próximo beato el estudio de esta cuestión: “Era un hombre de estudio y para un tema tan delicado habló con matrimonios y lo estudió en profundidad, para abarcar tanto el problema humano como también la perspectiva doctrinal y pastoral”.

Fin del secreto

El futuro Juan Pablo I mostró su deseo de que Pablo VI permitiera el uso de la píldora anticonceptiva porque consideraba que ese fármaco “se basa en una sustancia natural que produce el propio cuerpo”. Cuando el entonces Pontífice cerró finalmente esa puerta, Luciani lo aceptó plenamente. “El Papa es el Papa. ‘Roma locuta, causa finita’”, comentó Falasca echando mano de una famosa locución latina.

La vicepresidenta de la Fundación Vaticana Juan Pablo I aclaró una vez más que la muerte de Luciani se debió a causas naturales. Gracias al proceso de beatificación se ha podido tener acceso a los documentos relativos a su muerte y a la información clínica que estaba hasta entonces bajo secreto. “Toda la documentación de los médicos que lo examinaron converge en que fue una muerte imprevista, que en medicina legal es siempre natural. Consideraron que había sido un infarto y que no había sufrido”, declaró Falasca, explicando los motivos que llevaron a no realizarle una autopsia al cadáver. “Ni los médicos que examinaron primero el cadáver ni tampoco los expertos del Instituto Forense de la Universidad de Roma a los que consultaron después lo consideraron necesario porque vieron claras las causas del fallecimiento”.

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