Cataluña redescubre Roma

(Jordi Llisterri – Corresponsal) Nos ha gustado y nos hemos gustado. Ésta es la percepción mayoritaria en la sociedad catalana, de católicos y no católicos, después de vivir la vistosa ceremonia de dedicación de la Sagrada Familia presidida por Benedicto XVI. Y, desde la vida eclesial, una percepción aún más positiva: que el Papa no aterrizó en Barcelona como un paracaidista, sino que vino a participar de la celebración de la cobertura del templo con la Iglesia diocesana de Barcelona.

Las felicitaciones han sido tan generales que el cardenal Lluís Martínez Sistach ha podido mostrar una valoración más que positiva de la visita: “El Papa quedó muy impresionado, muy contento. Y durante la comida en el arzobispado me dijo que la celebración en la Sagrada Familia le dejaba un recuerdo inolvidable”.

El arzobispo de Barcelona también recogía la satisfacción general de la sociedad catalana, que captó los equilibrios tejidos para recoger las especificidades de la Iglesia de Cataluña en una ceremonia que fue universal.

Sistach, el artífice

Todas las interpretaciones publicadas estos días reconocen a Sistach, en plena sintonía con el cardenal Tarcisio Bertone, como artífice de esta complicidad. “Soporte inequívoco de la Santa Sede a Martínez Sistach”, decía Josep Maria Carbonell, uno de los impulsores de la carta de personalidades catalanas que dieron la bienvenida Benedicto XVI en un texto en el Corriere della Sera. Esta valoración es altamente significativa porque rompe un tópico extendido los últimos años en Cataluña: “En Roma no nos quieren”.

Sin duda, un factor clave para lograr esta percepción fue la imagen que ofreció el canal autonómico de televisión, transmitida a todo el mundo. TV3, que también hizo una amplia cobertura propia, ha recibido todo tipo de elogios y felicitaciones. Benedicto XVI consiguió que una ceremonia de tres horas fuera la misa más seguida nunca en Cataluña, reuniendo también a personas que hacía años que no se acercaban a una parroquia.

El abad de Montserrat, Josep Maria Soler, también se mostraba plenamente satisfecho con la celebración, en la que la Escolanía y el estilo litúrgico de los monjes estuvo muy presente. Para Soler, la proyección pública de la visita “nos estimulará a vivir con más coraje nuestra fe cristiana y a testimoniarla. Y esto quiere decir vivir más fundamentados en Jesucristo”.

Pero el abad también remarca un aspecto de la visita que quedó, en parte, tapado por la grandiosidad y belleza de la obra de Gaudí: la presencia del Papa en la obra del ‘Nen Déu’ dedicada a la atención de niños y adolescentes con discapacidades. Soler señala cómo la doble visita mostró “la unión inseparable entre la liturgia y el servicio a las personas, particularmente a los más necesitados”.

Valoraciones positivas por parte de los políticos

Todas las autoridades políticas presentes en la ceremonia hicieron una valoración muy positiva de la visita por la proyección internacional que ha ofrecido de la ciudad.

De “proximidad y entendimiento” con la sociedad catalana, hablaba el presidente de la Generalitat, José Montilla. También se felicitaba la directora general de Asuntos Religiosos de la Generalitat, Montserrat Coll, por la normalidad en que transcurrió la visita, y agradecía “el esfuerzo del Papa para hablar en catalán”.

Más información, en el nº 2.729 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea el análisis completo aquí.

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