Sobre el diaconado de las mujeres


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Mis colegas de la Asociación de Teólogas Españolas organizaron para este fin de semana, en Madrid su ya tradicional jornada teológica con un tema particularmente sugestivo y de actualidad: “Mujeres y Diaconado. Sobre los ministerios eclesiales”.

Digo particularmente sugestivo, porque para la mirada de mujeres teólogas, estudiar y replantear los ministerios eclesiales es de particular interés: nuestra mirada puede no solo aportar sino enriquecer la lectura teológica de la ministerialidad eclesial, tradicionalmente hecha desde la mirada sacerdotalizante y, por consiguiente, androcéntrica.

Y digo de actualidad porque hace un año, las religiosas de la Unión Internacional de Superioras Generales, UISG, que participaban en su Asamblea Plenaria pusieron el tema sobre el tapete cuando preguntaron al papa Francisco: “¿Qué impide que la Iglesia incluya a mujeres entre los diáconos permanentes, al igual que ocurrió en la Iglesia primitiva? ¿Por qué no crear una comisión oficial que estudie el tema?”. Pregunta a la que Francisco respondió anunciando la creación de una comisión oficial para estudiar el tema.

Una respuesta que, a mi modo de ver, podría abrir el camino para la ordenación de mujeres para el diaconado y, tras esta posibilidad, la de ordenar mujeres para el presbiterado. Porque lo que se planteó es la ordenación de mujeres y con la comisión que se creó, el primer paso está dado, aunque correrá mucha agua bajo los puentes antes de que haya una respuesta positiva.



A las teólogas colombianas que, desde hace diez años hemos venido caminando como Asociación Colombiana de Teólogas, ACT, un océano por medio nos impide compartir este espacio teológico pero esperamos hacer eco en nuestras reuniones a las intervenciones de las y los conferencistas que tratarán de los ministerios y el diaconado en el Nuevo Testamento, en los orígenes del cristianismo y en la historia de la Iglesia antigua, como también de la eclesialidad hoy, desde la perspectiva de Vaticano II. Y a mí solo me queda felicitar a mis colegas españolas por este aporte que ofrecen a la reflexión teológica y a la Iglesia.