José Luis Pinilla
Migraciones. Fundación San Juan del Castillo. Grupos Loyola

Cerca de menores migrantes devueltos… y retornados


Compartir

Indirectamente, el Tribunal Supremo (¡nada menos!) me ha actualizado imágenes y recuerdos que me impulsan de nuevo a apoyar unos sueños de menores migrantes. Estoy ante la devolución de 1.500 menores no acompañados de Ceuta a Marruecos en 2021 que el TS insiste en que fue ilegal. Y sus responsables hoy siguen lavándose las manos.



En algunas navidades visité Melilla. Y Ceuta. Me empapé de emoción y solidaridad visitando centros y situaciones de Iglesia que atienden a menores migrantes. Se unen a otros esfuerzos civiles, como los del ejemplar José Palazón, autor, entre otras, de una impactante fotografía de migrantes subidos a la valla como un balcón del contraste que limitaba con un campo de golf desde el que seguían ese juego. Mientras perseguirán otros sueños. Y para ello, los bajos de un ferry, o de una camión, o la travesía a nado desde Ceuta, etc. serían sus medios de alcanzarlos.

“Absoluta inobservancia” de la Ley de Extranjería. Incumplimiento del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que prohíbe las “expulsiones colectivas de extranjeros”, etc.

Son fugitivos de una vida imposible que llegan a nuestro Norte desde el Sur de ellos. Muchos huyen de las guerras, pero muchos más huyen de los salarios exterminados o/y de los suelos arrasados y esquilmados.

Inventar caminos

Caminando hacia el horizonte de la utopía cristiana me recuerdo, con el deseo y la petición de contagiar a quien se deje, que los migrantes seguirán inventando caminos, y subiendo a las vallas, o golpeando las puertas queriendo trabajo, dignidad y vida. Aquellas que se abren, mágicamente, al paso del dinero y se cierran dándoles un portazo doloroso sobre su rostro. Algunos consiguen colarse. Y a muchos los devuelven. Otros son cadáveres flotando en mares desconocidos. O que la mar entrega a las orillas prohibidas, o cuerpos sin nombre que yacen bajo tierra en el otro mundo adonde querían llegar.

Uno de los que lo consiguió, “M”, está muy cerca y Marta, en Pueblos Unidos, le acompaña ejemplarmente.

“M”, marroquí, llegó a España en mayo de 2021 siendo menor de edad pero en agosto de ese mismo año fue expulsado a Marruecos desde el centro de menores en el que se encontraba.

El interés del menor

Se le expulsó sin realizar ningún trámite, sin respetar los procedimientos y las garantías de la Ley de Extranjería ni el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Sin proteger los derechos de niños y niñas. Sin tener en cuenta el interés superior del menor.

Al llegar a Marruecos decidió volver a intentar venir a España y tras más de ocho intentos a nado consiguió entrar de nuevo a Ceuta y después cruzó a Algeciras, volviendo a jugarse la vida en busca de una vida mejor y poder ayudar a su familia. Estuvo viviendo varios meses en la calle intentando conseguir una oportunidad y con miedo porque no quería que le volviesen a expulsar.

Tras varios meses intentando buscar ayuda para conseguir un futuro mejor, consiguió una plaza residencial en Pueblos Unidos.

Vivir sin miedo

Entró en el programa Dari de Pueblos Unidos sin saber español, sin poder confiar en nadie, ya que pensaba que podría volver a ser repatriado, solo pensaba que si siendo menor de edad le habían expulsado y no le habían protegido que ahora siendo mayor todo iba a ser peor.

“M” consiguió su permiso de residencia como joven extutelado, hizo un curso de cocina y a día de hoy se encuentra trabajando. Por fin después de tanto sufrimiento y vivir esa devolución ilegal, puede empezar a vivir sin miedo y empieza a confiar en las personas que le acompañamos en la búsqueda de esa mejora de vida.

Valgan breves frases para protestar y no olvidar ante el recordatorio que traigo del Tribunal Supremo:

  • España vulneró los derechos fundamentales de los niños repatriados desde Ceuta a Marruecos en agosto.
  • El Tribunal Supremo ha considerado que existió vulneración del derecho a la integridad física y moral de los menores repatriados.
  • Se puso en riesgo la vida de menores de edad.
  • Las devoluciones colectivas están prohibidas por el Convenio Europeo de los Derechos Humanos.
  • La decisión de retornar por parte del Gobierno español a un número elevado de menores no acompañados sin haber seguido ningún procedimiento constituye “una expulsión colectiva de extranjeros” prohibida por el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
  • Los derechos de los menores deben ser protegidos y no vulnerados.
  • No se tuvo en cuenta el interés superior del menor.
  • Se puso en riesgo la vida de menores en desamparo.

He narrado tan solo una historia. La de un menor devuelto. A quien ni la fuerza, ni los responsables políticos incumpliendo la ley, ni el dolor, ni el desamparo consiguieron doblegar sus sueños. Los de un niño.

Pensando en ellos releía el primer capitulo del libro de Eduardo Galeano ‘Patas arriba: la escuela del mundo al revés’ y subrayaba aquel párrafo que decía: “Día tras día, se niega a los niños el derecho de ser niños. Los hechos, que se burlan de ese derecho, imparten sus enseñanzas en la vida cotidiana. El mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa. El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basura. Y a los del medio, a los niños que no son ricos ni pobres, los tiene atados a la pata del televisor, para que desde muy temprano acepten, como destino, la vida prisionera. Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños”.

Gracias, señores del Tribunal Supremo (¡nada menos!) por recordarlo.

Un niño, tan solo. Tan solo un niño devuelto y retornado, hoy me ha bastado para abrir los ojos. Un pobre que no quería ser basura, o rico en esperanzas que no quería la vida prisionera.

Y ha logrado asustarme por  la vergüenza no asumida de unos y a la vez alegrarme de las ansias de vida y libertad de otros.