“Y es que la ceniza es de por sí un pequeño sacramento. Sabéis que se elabora con el ramaje con que se acogemos a Jesús en la celebración del domingo de Ramos del año anterior. Se queman las palmas, el romero, el laurel, el olivo… todo aquello que sirvió para la glorificación del Rey, se convierte en nada, en un pequeño residuo, en símbolo de penitencia”.