¿A dónde van las ayudas de la Jornada de Vocaciones Nativas?

  • El próximo domingo, 21 de abril, se celebra en España la Jornada de Vocaciones Nativas
  • El Papa ayudó el año pasado a los seminarios en territorios de misión a través de la Obra de San Pedro Apóstol, una de las OMP, con 16.247.679 euros

¿Cuál es el objetivo de los misioneros? Llevar el Evangelio a los confines de la Tierra, y fundar una Iglesia local que poco a poco vaya echando raíces. Su testimonio pronto suscita entre los jóvenes de allí el deseo de seguir a Cristo como ellos, con una especial consagración: son las vocaciones nativas. Y son esenciales para que haya una Iglesia implantada y fuerte, que asuma el relevo de los misioneros y se encargue de la evangelización en su propio idioma y cultura.



En este contexto, el próximo domingo, 21 de abril, se celebra en España la Jornada de Vocaciones Nativas. Como los territorios de misión coinciden en gran medida con las zonas más pobres del planeta, en muchas ocasiones estas vocaciones no cuentan con el apoyo económico de sus familias. Y por ello, la Iglesia tiene que hacerse cargo de todos los gastos, para que ninguna vocación se pierda. En la actualidad hay 725 seminarios diocesanos en los territorios de misión que necesitan el apoyo económico de toda la Iglesia para poder permanecer abiertos: 483 en África, 227 en Asia, 5 en Oceanía y 10 en América.

El Papa ayuda cada año a cada uno de estos seminarios diocesanos, y lo hace a través de la Obra de San Pedro Apóstol, una de las OMP. El año pasado esta Obra distribuyó 16.247.679 euros a nivel mundial entre todos ellos –1.762.519 euros salieron del bolsillo de los españoles-. Se apoya los gastos diarios de cada uno de ellos, el mantenimiento, nuevas construcciones, becas de estudio, formadores… Y también se apoya a los noviciados locales en el primer año de formación de sus novicios. La ayuda que OMP pueda enviar el próximo año dependerá en gran medida de la generosidad de los católicos con la Jornada de Vocaciones Nativas que se celebra en España este domingo.

Un caso concreto: Costa de Marfil

Los misioneros no tuvieron fácil llevar el Evangelio a Costa de Marfil. Tras dos intentos fracasados en el siglo XVII, el 28 de octubre de 1895 comenzó propiamente la evangelización, de la mano de dos sacerdotes de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA): fueron los padres Alexandre Hamard y Emile Bonhomme. Pronto se bautizaron 43 personas: la semilla estaba plantada.

Desde entonces ha habido una explosión vocacional. En los últimos 40 años se ha multiplicado por 10 el número de sacerdotes diocesanos nativos. Y tienen cantera, porque se están formando en la actualidad 756 seminaristas en los diez seminarios diocesanos del país, todos ellos ayudados cada año por la Obra de San Pedro Apóstol, como se ve en el vídeo de esta Jornada. Y esto sucede en paralelo en todos los territorios de misión.

¿Cómo colaborar?

La Obra de San Pedro Apóstol pide sobre todo oración, para que Dios siga moviendo los corazones de los jóvenes en los territorios de misión a decir sí al Señor a pesar de las dificultades. Y también pide colaboración económica, para que esa llamada no quede frustrada. Se pide la donación puntual o periódica en las colectas de este domingo, o a través de Bizum, trasferencia o donativo online.

Además, hay un sistema de becas para financiar de manera concreta un periodo de formación de una de estas vocaciones. Con 2.000€ se cubre la formación completa de un seminarista de 6 años. También se puede apoyar media beca con 1.000€, o solo un curso con 350€. De esta forma, grupos misioneros en las parroquias o familias se juntan a lo largo del año para apoyar una de estas modalidades de becas, como una forma de apadrinar a una vocación nativa.

Por otro lado, también se ofrece la posibilidad de ofrecer estipendios de misa por 10€ para apoyar a los formadores. Con esta ayuda se les asegura parte de su mantenimiento, para que no tengan que buscar sustento de otras formas, lo que les ayuda a permanecer al lado de los futuros sacerdotes, dedicándose a su formación. Es una oportunidad de unir las intenciones personales de misa al apoyo a la formación de sacerdotes.

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