¡¡¡Es Diooooos…!!!

José María Rodríguez Olaizola(José Mª Rodríguez Olaizola– Sociólogo jesuita)

“Éxito, talento, prestigio, imagen, calidad. Eso es lo que se aplaude, lo que se persigue, lo que se admira y hasta se venera. Y se celebra en apoteosis colectivas que muy pronto son engullidas por la normalidad”

Escuchando la radio hace unos días, repetían la retransmisión de uno de los goles que dieron al FC Barcelona la victoria en la Champions. Como es frecuente en estas ocasiones, el locutor parecía al borde del síncope. Gritaba el nombre de un jugador al tiempo que decía: “¡Es Dioooos, es Dioooos, es Diooos!”. Entiendo el género literario, el delirio deportivo y la exaltación del momento. Pero, asumiendo todo eso, quisiera establecer una comparación.

¿A qué hombres se les equipara a dioses en nuestra cultura? Casi siempre a los deportistas. A veces también a los artistas -de antología, para muchos, es la frase de Torrente cuando decía aquello de “El Fary es dios”-. En España, los futbolistas se llevan la palma. Sus triunfos desencadenan celebraciones casi litúrgicas. Sus gestas serán cantadas y crearán un santoral balompédico que generaciones enteras recitarán. ¿Por qué? ¿Qué es lo que tienen? Ser grandes jugadores. Estar en el equipo adecuado la temporada justa. Vencer y llevar la alegría a aficiones ávidas de triunfo. Quizás tener la fortuna de marcar el gol que decanta un título. 

Éxito, talento, prestigio, imagen, calidad. Eso es lo que se aplaude, lo que se persigue, lo que se admira y hasta se venera. Y se celebra en apoteosis colectivas que muy pronto son engullidas por la normalidad sin dejar otra huella que la memoria de buenos momentos.

Yo, al escuchar esto, no puedo menos que pensar en el hombre en el que Dios se convirtió y en su historia. Su calidad fue humana, en el encuentro y en la atención al otro. Su victoria se gestó en un amor capaz de darse hasta el extremo. Su prestigio no fue la gloria efímera que hoy se idolatra y mañana se olvida. La buena noticia que expresó transformaba de verdad las vidas de quienes la acogían. Ése es Dios. Que conste.

jmolaizola@vidanueva.es

En el nº 2.663 de Vida Nueva.

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