Los otros temas de la exhortación ‘Amoris laetitia’

papa francisco bendice a novios matrimonio

El texto papal aborda multitud de cuestiones, más allá de los divorciados y los homosexuales

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Francisco bendice a un grupo de recién casados en San Pedro

MARÍA GÓMEZ | Obviamente, lo que es noticia es lo novedoso, el cambio de fórmulas, la renovación. Los propios cardenales Lorenzo Baldisseri y Christoph Schönborn lo señalaban hoy en la rueda de prensa en el Vaticano: el mensaje principal de Amoris laetitia está en el capítulo 6 [“Algunas perspectivas pastorales”: preparación, acompañamiento, crisis, etc.] y en el capítulo 8 [“Acompañar, discernir e integrar la fragilidad”]. Pero más allá de la necesidad de acoger con misericordia y uno por uno los casos de divorciados vueltos a casar: ¿de qué habla la exhortación apostólica postsinodal? Hacemos un repaso por las otras claves del documento.

El peligro del contexto cultural

Como ya pasara en el documento preparatorio del Sínodo (Instrumentum laboris) y en la relación final que se emitió en la conclusión, también en Amoris laetitia se dedican los primeros puntos a hablar del contexto sociocultural y antropológico de la familia hoy.

Además de rechar el narcisismo, el “individualismo exasperado”, el ritmo de vida actual, el estrés o la organización social y laboral, el Papa advierte contra la “cultura de lo provisorio”, con un símil muy gráfico: “Creen que el amor, como en las redes sociales, se puede conectar o desconectar a gusto del consumidor e incluso bloquear rápidamente”.

Precariedad laboral, falta de vivienda y atención política

No podía esperarse menos del papa Francisco. Entre los obstáculos que debe enfrentar la familia del siglo XXI, el pontífice argentino lamenta que la “ausencia de fuentes de trabajo afecta de diferentes maneras a la serenidad de las familias”. En otro punto, se critica la falta de vivienda (“Una familia y un hogar son dos cosas que se reclaman mutuamente”) y la falta de acceso a servicios de salud.

En definitiva, el Papa percibe “una sensación general de impotencia frente a la realidad socioeconómica que a menudo acaba por aplastar a las familias”, y ello le lleva a reclamar apoyos y medidas concretas desde los proyectos políticos.

El cuidado y la educación de los hijos

En Amoris laetitia hay muchas referencias a la familia como la “comunión de personas” conformada por el varón, la mujer y los hijos, hasta tal punto que “la presencia de los hijos es de todos modos un signo de plenitud de la familia”.

Preocupa especialmente su educación, algo que ya ocupó muchas horas de debate en el Sínodo y que en la exhortación merece un capítulo entero (el séptimo). Entre las afirmaciones a este respecto, la de que “la escuela no sustituye a los padres, sino que los complementa”; que “la familia es la primera escuela de los valores humanos, en la que se aprende el buen uso de la libertad”; o que “la familia es el ámbito de la socialización primaria, porque es el primer lugar donde se aprende a colocarse frente al otro, a escuchar, a compartir, a soportar, a respetar, a ayudar, a convivir”.

Y por cierto: “Sí a la educación sexual”. Pero con matices: “La información debe llegar en el momento apropiado y de una manera adecuada a la etapa que viven. No sirve saturarlos de datos sin el desarrollo de un sentido crítico ante una invasión de propuestas, ante la pornografía descontrolada y la sobrecarga de estímulos que pueden mutilar la sexualidad. (…) Una educación sexual que cuide un sano pudor tiene un valor inmenso, aunque hoy algunos consideren que es una cuestión de otras épocas”.

Formación de los agentes de pastoral

Tras las consultas realizadas por el propio Papa (los famosos cuestionarios enviados a las diócesis) y la reflexión de los padres sinodales, se pone de manifiesto la necesidad de que sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, catequistas y, en fin, todos los agentes de pastoral reciban una “formación adecuada para tratar los complejos problemas actuales de las familias”.

Especialmente importante es la formación de los seminaristas en cuestiones más allá de la doctrina.

Aceleración de los procesos de nulidad

Justo antes del Sínodo, se habló tanto de los motus proprios dictados por Francisco para acelerar los procesos de nulidad matrimonial, que parece que el tema ya no tiene importancia. Pero en la exhortación se vuelve a recordar la importancia de simplificar estos procedimientos y de dotar a las diócesis de los recursos suficientes para afrontarlos.

El ideal matrimonial, sí; autocrítica, también

“Los cristianos no podemos renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad actual, para estar a la moda, o por sentimientos de inferioridad frente al descalabro moral y humano. (…) Nos cabe un esfuerzo más responsable y generoso, que consiste en presentar las razones y las motivaciones para optar por el matrimonio y la familia, de manera que las personas estén mejor dispuestas a responder a la gracia que Dios les ofrece”.

El párrafo anterior se lee del tirón, pero a continuación Bergoglio no duda en hacer autocrítica sobre el modo en que, históricamente, se ha presentado este “ideal matrimonial”: “Con frecuencia presentamos el matrimonio de tal manera que su fin unitivo, el llamado a crecer en el amor y el ideal de ayuda mutua, quedó opacado por un acento casi excluyente en el deber de la procreación. Tampoco hemos hecho un buen acompañamiento de los nuevos matrimonios en sus primeros años (…). Otras veces, hemos presentado un ideal teológico del matrimonio demasiado abstracto, casi artificiosamente construido. (…) Muchas veces hemos actuado a la defensiva, y gastamos las energías pastorales redoblando el ataque al mundo decadente, con poca capacidad proactiva para mostrar caminos de felicidad”.

Aliento ante las dificultades

No todo van a ser pesimismos. “Ante cada familia se presenta el icono de la familia de Nazaret, con su cotidianeidad hecha de cansancios y hasta de pesadillas”, escribe el Papa, que en otro momento agradece que haya tantas familias que “viven en el amor, realizan su vocación y siguen adelante, aunque caigan muchas veces a lo largo del camino”.

Y anima: “No caigamos en la trampa de desgastarnos en lamentos autodefensivos, en lugar de despertar una creatividad misionera”.

 

ESPECIAL ‘AMORIS LAETITIA’:

 

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