El Vaticano presenta ‘Amoris laetitia’, la exhortación postsinodal de Francisco sobre la familia

presentacion amoris laetitia

“Ya no es posible decir que todos los que se encuentran en ‘situación irregular’ viven en pecado mortal”, dice el Papa

Una familia espera al Papa en la Plaza de San Pedro

Una familia espera al Papa en la Plaza de San Pedro

MARÍA PÉREZ | En la mañana de hoy, viernes 8 de abril, el Vaticano ha presentado la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia, (en castellano, “la alegría del amor”), el documento magisterial nacido de las reflexiones en los dos Sínodos sobre la familia. Valiente, desafiante y sobre todo, centrado en la realidad del siglo XXI, el papa Francisco aborda cuestiones como las crisis conyugales, los homosexuales, los novios o los divorciados vueltos a casar, afirmando incluso que “ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada ‘irregular’ viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante”.

Presentado por el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario General del Sínodo de los Obispos; el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena; y el matrimonio formado por Francesco Miano y Giuseppina De Simone  (docente de Filosofía Moral en la Universidad de Roma Tor Vergata y docente de Filosofía en la Facultad Teológica de Italia Meridional de Nápoles respectivamente), colaboradores de la Secretaría del Sínodo 2015; el texto lleva la fecha nada casual del 19 de marzo, Solemnidad de San José, patrón de la familia.

A través de nueve capítulos, más de 300 párrafos y 261 páginas, Francisco ofrece indicaciones concretas a los obispos, presbíteros y diáconos, a las personas consagradas, a los esposos cristianos y a todos los fieles laicos sobre el amor en la familia, culminando estas con una oración final escrita por él mismo a la Sagrada Familia de Nazaret.

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Presentación de la exhortación ‘Amoris laetitia’ en el Vaticano

¿Comunión a divorciados?

Es precisamente en el capítulo octavo, Acompañar, discernir e integrar la fragilidad, donde Francisco aborda el acceso a sacramentos de los divorciados: “Un pastor no puede sentirse satisfecho solo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones irregulares, como si fueran rocas que se lanzan sobre la vida de las personas”.

“Es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado —que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia”.

“En ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos”. Por eso, recuerda a los sacerdotes que “el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor”.

A sus detractores

Francisco, consciente de que no son pocos los grupos en los que sus palabras han levantado, levantan y levantarán ampollas, dedica un punto de la exhortación Amoris laetitia a sus detractores: “Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna –afirma–. Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad”.

Por ello, utiliza la metáfora de “una Madre que, al mismo tiempo que expresa claramente su enseñanza objetiva, no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino”.

A juicio de Jorge Mario Bergoglio, así deben ser los pastores de la Iglesia: “proponen a los fieles el ideal pleno del Evangelio y la doctrina de la Iglesia, pero también les ayudan a asumir la lógica de la compasión con los frágiles y a evitar persecuciones o juicios demasiado duros o impacientes. El mismo Evangelio nos reclama que no juzguemos ni condenemos”, sentencia.

Acogida a homosexuales

“Deseamos, ante todo, reiterar que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar todo signo de discriminación injusta”. Así comienza el párrafo que Francisco ha dedicado a los homosexual en Amoris laetitia.

“En el curso del debate sobre la dignidad y la misión de la familia, los Padres sinodales han hecho notar que los proyectos de equiparación de las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio, no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”.

Por ello, concluye, “las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo no pueden equipararse sin más al matrimonio”.

 

ESPECIAL ‘AMORIS LAETITIA’:

 

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