Massimo Borghesi: “Los que critican ‘Amoris laetitia’ es que no la han entendido”

  • El autor del libro ‘Jorge Mario Bergoglio, una biografía intelectual’ (Ediciones Encuentro) habla con Vida Nueva en el contexto de la presentación del mismo esta semana en Madrid, Barcelona y Valencia
  • “El Papa no ha relativizado la verdad, lo que ha hecho ha sido explicar que la verdad es universal, pero que la misericordia es siempre particular”, dice

Desde el comienzo de su pontificado, la figura de Francisco ha dado mucho de que hablar, ya sea por sus actos o por su posición con respecto a determinados asuntos. Las críticas que ha recibido el Papa en estos años han sido el principal aliciente para Massimo Borghesi a la hora de escribir el libro ‘Jorge Mario Bergoglio, una biografía intelectual’ (Ediciones Encuentro), y con motivo de su presentación en Madrid, Barcelona y Valencia habla con Vida Nueva.

Especialista en el pensamiento filosófico alemán de los siglos XIX y XX, Borghesi encuentra en los textos de Francisco, incluso antes de ser papa, claras influencias de reconocidos autores, así como un intelecto realmente único.

PREGUNTA.- ¿Qué ha descubierto escribiendo este libro?

RESPUESTA.- Realmente he descubierto muchas cosas. Había leído los textos de Bergoglio de los años 70, y de ellos ya se podía intuir un pensamiento católico profundo y original. Ejemplo de ello es que ya entonces se dejaba entrever en él la idea de la Iglesia como ‘coincidentia oppositorum’, lo cual tiene mucho que ver también con esa Argentina dividida en la que se encontraba. Bergoglio apoyaba que la Iglesia debía estar más allá de esa situación, y proponía el modelo de antítesis, con el cual me recordaba mucho a Romano Guardini.

P.- Recientemente se ha conmemorado el 50 aniversario de la muerte de Romano Guardini, ¿cómo ha influido su pensamiento en Francisco?

R.- Al Guardini filósofo le descubre en su tesis doctoral, pero antes conocía al Guardini teólogo, cuya teoría de la posición polar ya le entusiasmaba. Es una teoría que se adentra en el misterio de Dios que obra en la Iglesia, una Iglesia visible e invisible, trascendente e inmanente. Esta tesis de opuestos tiene como raíz el misterio de Dios que valoriza al mismo tiempo la universalidad y la unidad. Toda la visión de Bergoglio acerca de la Iglesia y de la sociedad se funda en esto.

También sobre la paz, ya que el bien común se basa en la concordia de diversos. Lo extrapola, además, a la globalización, en la que el particularismo y la universalidad están en tensión. En todo esto, el pensamiento cristiano insiste en que cuando la Iglesia se sienta se vuelve clerical, pierde su impulso misionero. El Papa no ha relativizado la verdad, lo que ha hecho ha sido explicar que la verdad es universal, pero que la misericordia es siempre particular. Los que han criticado ‘Amoris laetitia’ no han entendido esto.

P.- Algunos acusan a Francisco de ser un buen catequista pero un mal teólogo, ¿es esto cierto?

R.- El pensamiento del Papa es muy profundo y bebe de muchos pensadores importantes del siglo XIX y XX. Pero se le ha acusado de muchas cosas, entre ellas de ser peronista, populista… Sin embargo, entre ellas destaca la de no tener formación a la altura del pontificado. Que era un párroco incapaz de comprender la dificultad de la cultura europea. Sin embargo, leyendo sus textos uno descubre que esto no es así.

La idea de escribir este libro vino cuando las críticas a ‘Amoris laetitia’ llegaron a un punto de no retorno, sobre todo en ambientes tradicionales en los que incluso se le calificó de hereje. A mí me sorprendía el silencio ante esto de la inteligencia católica. Este libro no es más que una respuesta meditada a las objeciones de los críticos.

P.- Entonces, ¿hay reconocidos intelectuales detrás del pensamiento del Papa?

R.- Desde luego. Sus reflexiones se desarrollan en el contexto de pensamientos como los del propio Guardini, pero también Möhler, Lubac o Przywara. Pero, sobre todo, Francisco habla de la importancia de la lectura del libro ‘La dialéctica de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola’, de Gaston Fessard.

En este libro se comprende perfectamente como San Ignacio siente esa contraposición entre la gracia de Dios y el libre albedrío, es decir, una visión polarizada de la vida cristiana, que veríamos después en ‘Evangelii gaudium’. De hecho, fue Fessard y Henri de Lubac, máximos representantes de la Escuela de Lyon, quienes me hicieron comprender las reflexiones del Papa. Más tarde, Bergoglio fue a Frankfurt a trabajar en su tesis doctoral y es Guardini quien se convierte en su autor de cabecera, y a través de quien conoce a Albert Methol Ferré.

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