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Jesús de Nazaret, ¿quién eres?


Un libro de Giovanni Marchesi (San Pablo, 2008). La recensión es de Alfonso Novo.

 

Jesús de Nazaret, ¿quién eres? Esbozos cristológicos

Autor: Giovanni Marchesi

Editorial: San Pablo

Ciudad: Madrid

Páginas: 616

 

(Alfonso Novo) El P. Giovanni Marchesi fue un jesuita dedicado durante muchos años a la revista La Civiltà Cattolica, hasta su muerte en junio de 2007. Había escrito su tesis doctoral sobre la cristología de Hans Urs von Balthasar, y esto se aprecia abundantemente en este libro, donde el teólogo suizo aparece con diferencia como la autoridad más citada. Esto permite comprender el planteamiento y el alcance de esta obra.

A lo largo de catorce capítulos, Marchesi ofrece unos esbozos cristológicos encuadrados dentro de una línea teológica bastante tradicional. Algunas frases pueden ayudarnos a comprender la perspectiva en que se mueve: “Los cuatro evangelios canónicos… son la única historia auténtica sobre Jesús de Nazaret y, no obstante sus lagunas, siguen siendo la única y verdadera historia de Cristo”; “los evangelios son la fuente primera e imprescindible también por lo que concierne a la conciencia que Jesús experimentó de sí y manifestó respecto a Dios y a los otros hombres”; “a través de la investigación histórica, con rigurosa metodología científica, podemos remontarnos al Jesús histórico, que es uno con el Cristo de la fe y que todavía hoy nos interpela a todos y suscita entre nosotros controversias”.

Con estas premisas, la cristología en que se mueve Marchesi tiene un alto tono confesante y dogmático. Cristo, en los evangelios y, por tanto, según lo dicho, también en la historia, muestra la visibilidad de Dios. Su conciencia, aun desde el punto de vista humano, es la conciencia de una persona divina, como se manifiesta en su autoridad y en la confianza filial hacia el Padre: “El ejercicio histórico de la autoridad divina de Jesús es un servicio a la misión divina que él recibió del Padre y que llevó a efecto durante su existencia histórica alentado por el Espíritu Santo. La oración que Jesús eleva ininterrumpidamente al Padre con su típica invocación filial, Abbà (Papá, Padre mío), aparte de una expresión de confianza, es un signo de la conciencia de su pleno poder de Hijo, de la conciencia de tener un origen divino”. 

Autoconciencia

La cuestión de la autoconciencia de Jesucristo, además de ocupar un extenso capítulo, aparece como preocupación constante en este libro. Esta autoconciencia, que es desde siempre la conciencia de su misión y de su origen divino, se va desarrollando humanamente también mediante la acción del Espíritu Santo. Jesús no se amolda a la categoría de mero profeta (en clara polémica con Schillebeeckx), porque su propia persona se identifica con el anuncio del Reino de Dios. Señal de esta trascendencia son también los milagros, en los que Jesús actúa “con el poder omnipotente de Dios”. Igual que Dios creó el cosmos de la nada con su palabra omnipotente, “Jesucristo, sin auxilio de ningún artificio, realizó toda suerte de milagros en virtud de su palabra”. 

A la luz de todo lo visto, tanto por lo que respecta al valor histórico de los evangelios como por lo que se refiere a la autoconciencia de Jesús, no es extraño que se den por buenas las predicciones sinópticas de la Pasión, así como la intención histórica de Jesús de ofrecerse en la cruz en rescate por los hombres.

La obra de Marchesi es un claro exponente de la “cristología alta”, que, remontándose al evangelio de Juan, tuvo sus principales exponentes en la llamada ‘escuela de Alejandría’, que contempla el misterio de Cristo desde el único sujeto divino encarnado, y no desde la humanidad histórica del hombre Jesús. Desde el momento en que se renuncia a una lectura crítica de los evangelios -aun reconociendo que no son biografías en sentido moderno, y que no buscan exponer la historia sino testimoniar y suscitar la fe-, y son tomados tal cual como fuente, la lectura teológica se confundirá con la histórica. El cuadro resultante es coherente y, por momentos, hasta bello, aunque para quien crea en las posibilidades y en la necesidad de la exégesis crítica para leer los evangelios, distinguiendo entre el carácter confesante de los escritos y su valor histórico, el libro de Marchesi será, sin duda, decepcionante.

En el nº 2.646 de Vida Nueva.

Actualizado
30/01/2009 | 10:03
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