Las preocupaciones por los migrantes e itinerantes en la Iglesia argentina

Oídos atentos, corazones abiertos y manos unidas son las herramientas que proponen para continuar con los desafíos de esta pastoral

Del 1° al 3 de junio se realizó en la ciudad de Luján (provincia de Buenos Aires) el Encuentro Nacional de la Pastoral de Migrantes e Itinerantes, con la participación de delegados diocesanos, miembros de la pastoral del mar, la pastoral aeroportuaria, el Servicio Jesuita a Migrantes y la Red Solidaria Internacional de los Agustinos Recoletos.



La convocatoria la realizó la  Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes, quien se reunió bajo la consigna: “Escuchar el clamor de los migrantes, hablar en su nombre, defender sus derechos”.

El encuentro se llevó a cabo teniendo el cuenta, no sólo el lema de la próxima Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, elegido por el papa Francisco: “Libres de elegir si emigrar o quedarse”, sino también la figura y testimonio del padre de los migrantes, San Juan Bautista Scalabrini.

Sorprendidos, pero preocupados

Durante estas jornadas, la Comisión informó que se vivenciaron experiencias de servicio y compromiso con los migrantes más vulnerables. Se han “sorprendido y admirado” por las numerosas iniciativas que la Iglesia encara en esta pastoral, y agradecieron los testimonios de entrega y de trabajo “que nos hacen constatar lo valioso y necesario de estas semillas que hacen crecer al Reino de Dios en nuestra Patria”.

Según explicaron, hay realidades salientes desafían el propio compromiso con muchas problemáticas. Por este motivo, enumeraron distintas preocupaciones:

  • la creciente cantidad de víctimas de la trata, tráfico y explotación de niños y mujeres migrantes, “heridas que siguen doliendo en el cuerpo de nuestra sociedad”
  • el maltrato y la confrontación entre los mismos migrantes de un mismo barrio o ciudad
  • la mala atención, el desinterés, el desprecio y la discriminación hacia muchos migrantes por parte de algunas instituciones que deberían estar al servicio
  • la carencia de techos dignos para las familias
  • la desaparición de las capillas en los aeropuertos
  • el tema del hábitat merece una respuesta pronta y concreta
  • la falta de control estatal ante la usurpación de las aguas territoriales para usufructo de grandes empresas, en detrimento de la fuente laboral de las familias de pescadores que viven del mar

Frente a este panorama de desigualdad, reavivaron el compromiso de seguir trabajando en favor de los “migrantes e itinerantes, rostros vivientes del Cristo Crucificado en el hoy”, con las  herramientas para seguir el camino sinodal y con el espíritu samaritano son: oído atento, corazones abiertos y manos unidas.

Finalmente, pusieron a la Virgen de Luján que acompañe, sostenga y proteja a todos los agentes de la pastoral migratoria y a todas las familias que se les ha confiado.

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