Francisco ya es el primer papa de la historia en pisar suelo de Mongolia

El Papa Francisco, en el aeropuerto de Mongolia

Francisco ya está en Mongolia. Tras más de nueve horas de vuelo y poco antes de las diez de la mañana (las cuatro de la madrugada en España) aterrizaba el avión en el que viajaba el pontífice argentino acompañado de su séquito y de unos setenta periodistas en el aeropuerto Chinggis Khaande la capital del país asiático. En Ulán Bator se concentrará una peregrinación de 74 horas hasta el próximo lunes 4 de septiembre que incluirá, entre otros actos, un encuentro con las autoridades, una eucaristía pública, una reunión ecuménica e interreligiosa y la apertura de un centro caritativo promovido por la Iglesia.



Pero, sobre todo, bajo el lema ‘Esperando juntos’, el Papa argentino llega para alentar a la pequeña comunidad católica mongola que, con apenas 1.450 fieles, representa al 0,04% de la población en una nación fundamentalmente budista tibetana y atea por el lastre del comunismo soviético.

Con la ministra de Exteriores

El Santo Padre fue recibido en un sencillo acto en el que no hubo discursos. Su anfitriona fue la ministra de Relaciones Exteriores de Mongolia, Battsetseg Batmunkh. De manos de una joven, ataviada con un vestido tradicional mongol, recibió una taza con una cuajada típica del país, como signo habitual de acogida al que viene de fuera. Junto a ellas, estaba también la delegación eclesial del país, con el cardenal Giorgio Marengo al frente, misionero de la Consolata de 49 años que es el purpurado más joven del Colegio Cardenalicio.

El Papa se reunió unos minutos en una sala del aeropuerto con Batmunkh, un encuentro privado que no puede considerarse como ceremonia de acogida, ya que esta se celebrará mañana. Hoy la agenda oficial del pontífice permanece desocupada para que Jorge Mario Bergoglio, de 86 años, pueda aclimatarse al cambio horario. Francisco ya descansa en la prefectura de Ulán Bator, puesto que el país no cuenta con nunciatura.

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