¿Cómo cuidar a los consagrados en su vejez?

Aliados por la Integración se ha convertido en un referente en la atención especializada a instituciones religiosas

Durante décadas, las instituciones religiosas han desempeñado un papel fundamental en la sociedad, dedicándose a la atención de diversas necesidades sociales. Sin embargo, el paso del tiempo ha traído consigo un nuevo desafío: el envejecimiento de sus miembros y la creciente necesidad de recibir cuidados especializados.



Este cambio de paradigma, de cuidadores a ser cuidados, requiere de soluciones adaptadas a la realidad. Es aquí donde emerge la Fundación Aliados por la Integración, una entidad con más de 20 años de experiencia y una fuerte presencia de ámbito nacional, que se ha convertido en un referente en la provisión de servicios para este sector. Su alcance es notable: atienden a más de 2.000 usuarios en 116 centros y colaboran con 57 instituciones religiosas, desde obispados hasta congregaciones.

Su profundo conocimiento de las necesidades específicas de las instituciones religiosas les permite ofrecer un acompañamiento integral, que va desde la gestión de residencias de mayores y casas sacerdotales hasta la atención de centros de menores, educativos y de personas con discapacidad.

Especialización y cercanía

“La cercanía es para nosotros un pilar fundamental y por eso los gerentes de operaciones trabajan en estrecho contacto con las personas designadas por las congregaciones, ofreciendo respuestas a las necesidades”, explica Carlos Buerba, director del Área de Instituciones Religiosas. Este acompañamiento continuo se traduce en una optimización de recursos, mejor coordinación, creación de sinergias y, sobre todo, un aumento significativo de la calidad de vida de los usuarios. Uno de los desafíos más importantes que enfrenta el sector es la escasez de personal cualificado. Para ello, la Fundación ha desarrollado estrategias de reclutamiento y bolsas de empleo internas que buscan atraer y retener a profesionales con vocación de servicio y comprometidos con la atención de calidad.

Programa ‘Vida Plena’

La Fundación va más allá del cuidado asistencial básico. Su programa ‘Vida Plena’ ofrece una atención integral, abarcando todas las dimensiones de su vida: física, cognitiva, emocional, social y espiritual. ‘Vida Plena’ respeta la autonomía individual, valora el carácter y la espiritualidad de cada persona, y ofrece intervenciones personalizadas que incluyen terapia física, psicomotricidad, actividades recreativas, apoyo en el ocio, fomento de las relaciones interpersonales y atención a la salud visual.

Valor añadido

Aliados por la Integración aporta además valor añadido. Por ejemplo, ofrece un sistema alimentario integral, a través de un plan nutricional con menús saludables y acordes con las patologías o necesidades (diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc.) de las personas usuarias, además de un sistema de control que garantice la seguridad alimentaria. Por otro lado, la Fundación se encarga de la gestión directa de las ayudas a la dependencia para las congregaciones, aliviando la carga administrativa.

Respeto por el carisma

Aliados por la Integración entiende que cada congregación posee un carisma único. “Nuestro enfoque se basa en el respeto profundo por esta individualidad, adaptando sus servicios para complementar y potenciar la identidad de cada institución”, indica Buerba. Además, son conscientes de los desafíos que presenta el contexto actual. El sector de la atención a personas mayores ha experimentado importantes cambios legislativos y normativos, especialmente tras la pandemia. La Fundación se mantiene a la vanguardia de estas nuevas exigencias.

Compromiso y satisfacción

La última encuesta de satisfacción a clientes arroja una puntuación de 8,5 sobre 10, un reflejo del compromiso, la dedicación y la profesionalidad que la entidad pone en cada uno de sus servicios. Esta alianza de confianza se basa en la escucha activa, la empatía y la comprensión de las necesidades de cada institución. Aliados por la Integración se convierte así en un compañero de viaje que camina junto a las congregaciones y les brinda el apoyo necesario para afrontar los retos del presente y del futuro.

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