El cardenal Osoro, a los obispos españoles: “Eliminemos desesperanzas, envidias y celos”

El vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española preside en la colegiata de San Isidro una misa acompañado por los participantes en la Asamblea Plenaria

El vicepresidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, defendió esta mañana que el amor de Dios “mueve a buscar lo mejor para la vida del otro, no excluye a nadie, construye una fraternidad y nos abre a todos”.  El purpurado presidió este mediodía en la colegiata de San Isidrio la misa del peregrino con motivo del año jubilar por los 400 años de la canonización del patrón de Madrid. En la misa concelebraron todos los obispos que participan a lo largo de esta semana en la Asamblea Plenaria de primavera.



En su homilía, el cardenal puso la mirada en el labrador que vivió en el siglo XI, al que presentó como un “santo de la puerta de al lado”, haciendo hincapié en tres facetas de Isidro: su esperanza en la Resurrección, su diálogo permanente con Dios y su amor sin medida.

Mirar al prójimo

A partir de ahí, el arzobispo de Madrid planteó a los presentes que “la fe es abrazar, también, a los que no formulan la vida desde la fe”. “Esos también son de los nuestros: nunca podemos lavarnos las manos”, apostilló. En esta misma línea, expuso que Cristo “nos llama y nos ama, nos ha dado la vida, nos hace mirar al prójimo y provoca el hacer el bien, eliminando desesperanzas, envidias y celos”.  

Para Osoro, “cuando la altura espiritual de una vida humana está marcada por el amor, las personas entendemos que ese es el criterio decisivo para valorar positiva o negativamente la vida”. Así, concluyó que Dios “no es una idea; es una persona que nos da fuerza y capacidades para ampliar el círculo y convertirnos en una sociedad abierta que integra a todos, donde se da la amistad social”.

Transformar el mundo

Al finalizar la eucaristía, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, intervino para recordar que ”la mayor esperanza que podemos ofrecer al hombre de hoy es la esperanza del Resucitado”. “No es una huida del mundo y que vivimos Dino la fuerza capaz de transformar la realidad”, apostilló.

A la par, se refirió al patrón de la capital de España como modelo para “despertar en multitudes de laicos la vocación de la familia de san Isidro que viven el amor mutuo y sus vecinos más necesitados”.

En su particular plegaria al santo se hizo eco de la actual polarización y división, los ataques a la defensa de la vida, la pobreza, la precariedad laboral, el acceso a una vivienda digna, el aumento de la brecha laboral y la falta de paz. A la vez, hizo un llamamiento para que la Iglesia se mantenga en comunión con el Papa.

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