Flor María Ramírez
Licenciada en Relaciones Internacionales por el Colegio de México

¿Y si se quedan?


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El actual debate sobre la migración enciende la señal de alerta que estos nuevos flujos migratorios estarán marcando la posibilidad de la integración de las personas migrantes que puedan quedarse en sociedades que eran consideradas de tránsito, la dimensión y destino final de este flujo es todavía impredecible. Tal es el caso de la sociedad mexicana. La necesidad de pensar en una integración requiere un debate de otro nivel, que supere la xenofobia, las expresiones extremas de nacionalismo y el discurso del miedo.

50,000 personas que han migrado de El Salvador, ahora viven en Italia

Consideré oportuno compartir mi propia experiencia al conocer un bastión importante de la migración Salvadoreña. En 2013 viví 6 meses en Turín, Italia, por motivos de estudio. Sabía que la ciudad era interesante, cuna de la Fiat y de la Juventus. Un amigo me había dicho que San Juan Bosco había nacido ahí y yo sabía que en Turín se alojaba la Sábana Santa. Siempre recordaré esa experiencia fue encontrar una de las diásporas más arraigadas de salvadoreños y reencontrarme al final con mis raíces. Se estima que viven alrededor de 50,000 personas salvadoreñas en la zona de Milán, Brescia, Galarate y Turín. De entrada me pareció un escenario perfecto para el proyecto que tenía en mente “Cultura para llevar” (Culture per portare via). Lo que quería era plantear una estrategia de política cultural basada en el patrimonio intangible. Entonces me dediqué a levantar encuestas en el consulado de El Salvador en Milán, a frecuentar eventos organizados por salvadoreños y a realizar entrevistas con muchos compatriotas viviendo en la zona.

El resultado de esta investigación sobrepasó lo necesario para mi proyecto de investigación. Me encontré las 3 primeras mujeres salvadoreñas que llegaron desde 1972 a trabajar con familias italianas de mucho dinero, principalmente dedicados a empresas navieras en Génova. De ellas, una fundó la Casa de la cultura de El Salvador en Milán, otra el centro Monseñor Romero. Esta primera ola de migrantes, tenía un propósito meramente económico y también marcó el surgimiento de personajes que sobresalieron como pioneras de iniciativas culturales y cívicas. El ejemplo de estas 3 mujeres, fue admirable tanto en El Salvador como en la misma Italia, se convirtieron en referente de servicio y entrega. Esa generación puso y decidió quedarse.

Encontré también personas que huyeron de la Guerra desde los años 80’s. Es bien sabido que el conflicto armado significo para muchos salvadoreños el adiós a su tierra natal  y marcó el inicio del éxodo en busca de paz, de seguridad, de nuevas y mejores oportunidades para ellos y sus familias. Estos salvadoreños siguieron procesos formales de asilo y refugio en Italia, sus hijos nacieron en aquel país y tienen la nacionalidad italiana. Aunque en El Salvador ya no hay guerra, el migrar se volvió después del impacto de los Huracanes Mitch y los sismos, que aunado a la violencia de las pandillas hicieron a la migración un fenómeno incontenible. Esta nueva ola migratoria, huía de la vulnerabilidad, de las maras y la violencia a partir del año 2000. Esta violencia ha alcanzado nuevas formas y se mantiene como un factor claro de expulsión. Por eso muchos salvadoreños, han encontrado refugio y han pasado a formar parte de otras sociedades.

Primeras mujeres migrantes salvadoreñas en Italia. Foto: Flor Ramírez, Milán, Italia 2013

En general, aproximadamente 2.9 millones de salvadoreños (incluyendo segundas generaciones) se encuentran residiendo fuera de El Salvador, esto significa que el 30% de conciudadanos reside en el extranjero, la gran mayoría concentrada en Estados Unidos (2.6 millones) [1]. Imaginemonos un país con tal porcentaje de población fuera. Naturalmente, las personas salvadoreñas en el exterior estimulan la economía. Con las remesas se han convertido en el pilar esencial que sostiene la economía de cientos de miles de familias Salvadoreñas. Estas constituyen una entrada indispensable para poder sobrevivir e ir superando las condiciones de pobreza extrema que sigue afectando a miles de hogares Salvadoreños. En otros casos, las remesas han permitido a muchas familias poder incrementar su capacidad adquisitiva.

Monseñor Romero, memoria histórica de los que están fuera de El Salvador

Entre la diáspora salvadoreña en Italia pude percibir que todas estas personas compartían, no solamente la identidad salvadoreña, sino también la nostalgia por su país, sus tradiciones, recuerdos de sus juegos de infancia. Había un consenso y es que la gastronomía salvadoreña (principalmente las pupusas) eran un motivo de encuentro y les ayudaba a conectar con los sabores de su tierra. También me asombró cómo una de las de las figuras más apreciadas entre esta comunidad era Monseñor Romero; él se convirtió en ancla de la memoria histórica de toda una generación que ahora estamos fuera de El Salvador. Pero también había una convicción de agradecimiento con las sociedades del norte de Italia, un sentido de civismo y de contribuir a la economía local mediante el pago de impuestos, el trabajo y el enriquecimiento de una sociedad intercultural.

Los salvadoreños que vivimos y trabajamos en el exterior, incluso cuando tengamos una nueva nacionalidad, deseamos profundamente que El Salvador progrese. Anhelamos un país donde toda la gente tenga acceso a la salud, a la educación y a una vivienda digna. Principalmente, queremos un país donde quienes permanecen en aquel territorio sean justamente retribuidos, tengan garantizado el derecho a ser protegidos de todo riesgo, tengan la oportunidad de tener una vida digna y justa, en un contexto de paz social. Anhelamos un país lleno de opciones, que contemple la migración como uno entre muchos caminos para mejorar la calidad de vida de nuestras familias. Queremos un país que nos otorgue siempre la posibilidad de regresar. Mientras esto no ocurra, todas las personas independientemente de su nacionalidad tendrán el derecho a buscar protección más allá de su país. La Iglesia, particularmente a través de los 20 puntos de la acción pastoral, ha subrayado repetidamente la necesidad de un enfoque integral de la cuestión de la migración, en un profundo respeto por la dignidad y los derechos de cada persona y teniendo en cuenta las múltiples dimensiones de cada individuo. ¿Y si las personas migrantes quisieran quedarse en México? Ya muchos han abierto desde el trabajo pastoral el camino. Esta puede ser la oportunidad para hacerlo como sociedad.

[1] Estimaciones de la Cancillería Salvadoreña basada en información de la red consular disponible en su sitio web  http://www.rree.gob.sv/sitio/sitiowebrree.nsf/pages/ssalvext_asuntoscomunitarios_comunidades_salex