José Luis Pinilla
Migraciones. Fundación San Juan del Castillo. Grupos Loyola

La mirada de Lucía


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Hay muchas ventanas y balcones desde los que observar la vida. Recuerdo aquella anécdota de un religioso que estaba muy satisfecho porque rezaba desde las alturas de su balcón observado a distintos empobrecidos en las aceras de su calle buscándose la vida entre los contenedores de basura para entresacar algo con lo que sobrevivir. Todo contento narraba que había orado sobre la pobreza. Alguien con más experiencia le contestó: “Efectivamente has orado sobre los pobres. Pero lo importante e imprescindible es orar… bajando… es decir desde los pobres”. Que, referido a los emigrantes, puede decirse de esta manera o parecida: La palabra de Dios reclama ser leída y pronunciada, no desde la quietud de los ambones, situados siempre “por encima”, sino desde el horror de las pateras.



La lectura y la mirada es distinta según el lugar desde el que lo hagas. Hoy traigo aquí la mirada de Lucía desde una ventana. Una visión a través del tamiz de las hojas de una persiana que le servía de escasa protección ante lo que veía a la luz de la luna: la matanza de los jesuitas de la UCA en la noche efectuada por los militares. Por defender la verdad de lo que vio, hoy, Lucía, migrante forzosa, no ha podido volver a El Salvador y vive en un pequeño pueblo en California.

Muchos otros migrantes, sobre todo los que buscan refugio por salvar la vida observan esta desde la valla, desde la frontera, desde las enroscadas espirales de las concertinas en lo alto de los muros o a ras de suelo, observan la vida a la que aspiran pero ya desde el comienzo la perciben como una vida con barrotes que les impide vivir con plenitud de derechos

La película ‘Llegaron de noche’ (no es este un lugar para hacer análisis o critica del film) se clava varias veces en la mirada de Lucía a través de las persianas y ella rompe las falsas visiones y las interesadas falsedades, con la verdad persistente. Para denunciar y declarar sobre el asesinato de los jesuitas y de dos mujeres más, a manos de militares.

Medias verdades

En un mundo donde hay tantas “verdades” a medias o tan lleno de fakes news, Lucía una mujer de la limpieza, humilde y coherente , se juega la vida y la de su familia (y tiene forzosamente que emigrar) por mantener a pesar de todo la verdad que ha visto. Y ayuda a ver esa verdad más a allá de la muerte, haciéndolo entre las lágrimas y las ansiedades que le supusieron ocho largos amaneceres en el interrogatorio a que fue sometida con el FBI en Miami.

Llegó allí protegida por los jesuitas que lucharon contra el secuestro de su mirada y de su vida para contar la verdad desnuda, sin entresijos, a pesar de tantas presiones como recibió . Opino que este es el eje trasversal del relato . Porque a partir de ese interrogatorio vamos yendo y viniendo por la historia de una mujer de la limpieza, que tuvo que romper la mirada habitual de su tierra y cambiarla por la de otra en tierra extraña simplemente por decir la verdad. Con su mirada y con su palabra .

Termino con una cita impagable de Monseñor Agrelo comentando Isaías 25, 6-10ª, muy a propósito de lo que comento: “Vivimos en un mundo en el que, pese a nauseabundos silencios informativos, la muerte y las lágrimas se nos cuelan por las ventanas del alma, y vemos pateras a la deriva con hombres, mujeres y niños muertos de hambre y de sed”