Rafael Salomón
Comunicador católico

El pesado yugo del mal carácter


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Una gran cantidad de personas viven con cierta desesperación por no poder ser lo que son y aún así tener que serlo. Hay gente que asume por necesidad ciertos roles para ganarse la vida y esto genera alteraciones en nuestro carácter, malas decisiones y complicaciones en nuestra vida. ¿Conoces a alguien que tiene un pésimo carácter?



La razón puede ser que esté agobiado por las cargas del trabajo, pero sobre todo, porque no es lo que realmente le gustaría ser. Se intenta escalar para ser más, para tener más y desafortunadamente, sí se tiene más: desilusión, soledad y estrés, como consecuencia y resultado de ser lo que nunca se soñó. Cuando la actividad o el trabajo no es algo con lo que te sientas pleno esto traerá sus consecuencias.

Algunas definiciones describen la neurosis como un término genérico usado en el ámbito de la salud, donde aparecen alteraciones que se caracterizan por la presencia de trastornos nerviosos y/o alteraciones emocionales sin que, aparentemente, haya ninguna lesión física en el sistema nervioso. Las razones pueden ser innumerables, entre las que podemos identificar la falta de motivación por la actividad realizada.

Conozco a muchas personas que no les gusta hacer lo que hacen, que están en puestos en los que no están calificadas para esa actividad y entonces, lo inevitable sucede: Viven con neurosis, ante cualquier dificultad se detona su ira, tienen un exceso de personalidad donde han llegado a creer que el mundo gira entorno a ellos.

hombre enojado

Hombre enojado

Con razgos neuróticos

Es triste saber que las organizaciones y empresas cuentan entre sus filas a personas que tienen rasgos neuróticos. En las oficinas vociferan, hablan con maldiciones, son tiranos con sus subordinados, causan dolor con el poder que les da la organización y son seres humanos carentes de lo más elemental: Humanidad. Jefes que presionan a su personal hasta el punto de ‘reventarlos’, generando en el organigrama presiones, enfermedades gástricas y psicológicas.

Una gran cantidad de personas realiza actividades que no sienten ninguna alegría por hacerlas. Recuerdo la personalidad de una mujer que estaba en las oficinas de correos, por su manera de atender al público y la forma tan grosera de dar indicaciones, me hizo pensar en que podría tratarse de un tirano militar, a cada uno de los que estuvimos ahí, nos regañó por la manera en que estábamos entregando los paquetes, ninguno lo habíamos hecho bien según sus normas.

A todos nos hizo volver a empaquetar y colocar sellos. Fue una experiencia un tanto traumática, lo digo sin exagerar, qué manera de ofender, de levantar la voz y de imponer sus normas. Sin duda, era una persona neurótica y la experiencia me ha hecho pensar en las personas que no tienen vocación para realizar las actividades de su vida, por cierto, también he conocido a sacerdotes que por la manera en que se comportan con sus feligreses no cabe duda que también tienen razgos neuróticos.

Creo que muchos hemos conocido a alguien o poseemos una tendencia a mantener ciertas dificultades en el control y gestión de nuestras emociones, siendo recurrente que se presenten episodios de inestabilidad emocional.

Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera”.  Mateo 11, 28-30.