El obispo alemán Stefan Oster, sobre ‘Fiducia supplicans’: “Toda persona, sin excepción, necesita la bendición de Dios”

Uno de los pastores más críticos con el Camino Sinodal alemán aplaude la Declaración vaticana: “Puede ayudarnos en los debates polarizados sobre esta cuestión”

Stefan Oster

El obispo alemán de Passau, Stefan Oster, sale en defensa de ‘Fiducia supplicans’, la Declaración emitida por el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández, que abre la puerta a las bendiciones a parejas “en situación irregular” como los divorciados o los homosexuales.



En un artículo publicado por ‘L’Osservatore Romano’, el prelado asegura que “los sacerdotes, diáconos y otras personas involucradas en el cuidado de las almas pueden encontrarse con las personas y bendecirlas, sin tener que pensar en encontrarse en situaciones pastorales contradictorias”. “Toda persona, sin excepción, necesita la bendición de Dios”, sentencia.

Sobre el Camino Sinodal

No resulta baladí su respaldo, en tanto que es uno de los obispos que siempre se ha mostrado en contra del Camino Sinodal alemán. “Agradezco esta declaración, ya que en muchos sentidos puede ayudarnos en los debates polarizados sobre esta cuestión”, explicita en el texto que firma para el periódico de la Santa Sede.

Incluso plantea que ‘Fiducia supplicans’ consigue a la vez responder a algunas de las peticiones del Camino Sinodal, a la vez que “prohibir expresamente las liturgias y los ritos para tales bendiciones podría detener una tendencia que corre el riesgo de alejarse de la Iglesia universal”. Así, también aprecia que la Declaración permite que el tema quede fuera de la Asamblea sinodal romana de octubre al haber quedado resuelto.

Sin modificaciones doctrinales

El obispo alemán deja claro que la Declaración Vaticana no incluye “ninguna modificación de la doctrina, ninguna forma litúrgica -y aquí el cardenal Fernández es aún más explícito: no habrá modelos rituales a seguir, es decir, no habrá una -llamado ritual para la misa”. De la misma manera, recuerda como el nuevo documento vaticano explicita que “la vestimenta o los gestos de quien recibe la bendición no deben parecerse a una boda”.

Eso sí, aprecia que el cardenal introduce una “auténtica innovación”: “Desarrolla la doctrina de la bendición expresamente fuera de las celebraciones litúrgicas”. A partir de este reconocimiento, Oster aterriza en su experiencia personal: “Cuando me muevo públicamente, como sacerdote u obispo, la gente sigue pidiéndome espontáneamente una bendición: me preguntan si puedo bendecirlos a ellos o a su hijo, a familiares que no están presentes o algún objeto”. Para el prelado germano, “en este sentido, nunca he negado una bendición – formulada como una oración gratuita – y ni siquiera se me pasaría por la cabeza la idea de preguntar si quien pide tal bendición es merecedora de ella”.

Con esta premisa, se muestra partidario de que “todo debe estar al servicio del acompañamiento pastoral de las personas -para que Dios pueda actuar en ellas-, pero sin que su relación concreta sea expresamente aprobada o, como dice el texto, ‘convalidada’”.

Firmeza argumental

Oster se llega a preguntar en su artículo: “¿Ha cambiado finalmente la Iglesia su doctrina? ¿Cree ahora la Iglesia que de repente tiene el “poder” de bendecir a las parejas del mismo sexo?”. Con estas interrogantes, el obispo aclara que “la respuesta dada por el cardenal Fernández en la nueva declaración de su Dicasterio no entra en realidad dentro del ámbito de la enseñanza sobre la persona, ni siquiera dentro de lo que antes se definió como ‘evaluación de la moral objetiva’”. A partir de ahí, reconoce cómo el prefecto mantiene “firme” la doctrina sobre el matrimonio.

En su artículo, el obispo de Passau explica además que desde haced dos años su diócesis cuenta con una oficina “ para la atención de las almas de las personas queer”. “ Como Iglesia católica, en el camino pastoral con estas personas solemos tener un gran déficit de comprensión y, con demasiada frecuencia, casi ninguna capacidad de comunicarnos en el cuidado de las almas”, explica el prelado, convencido de que “ahora se amplía el campo de juego para el camino pastoral común”.

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