Francisco pide en el ángelus acabar con la ‘esquizofrenia’ de separar la fe y la vida cotidiana

El pontífice lamenta la destrucción de una iglesia y un hospital en Gaza como consecuencia de las bombas

El papa Francisco rezó el ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro en el día del Domund que se ha celebrado con el lema “Corazones ardientes, pies en camino”, como recordó Bergoglio. El pontífice mostró nuevamente su cercanía ante las víctimas de la crisis humanitaria que se vive en Gaza: “Me entristece lo ocurrido en una iglesia y un hospital, alcanzados por bombas. Rezo por los rehenes, por todas las víctimas, por sus familiares. La guerra es siempre una derrota, siempre“, reclamó. También definió la situación en Ucrania como una “auténtica destrucción de la fraternidad humana” por lo que pidió el fin de los enfrentamientos a la vez que invitó a sumarse a las iniciativas de oración por la paz –como la que tendrá lugar en el Vaticano el 27 de octubre–.



Cada uno en su lugar

Comentado el evangelio del día sobre la pregunta tramposa de los herodianos sobre el pago de impuestos, explicó el Papa, que “es un engaño” ya que “si Jesús legitima el impuesto, se pone del lado de un poder político mal apoyado por el pueblo, mientras que si dice que no se pague, puede ser acusado de rebelión contra el imperio. Sin embargo, escapa a este escollo”. La expresión “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, recordó Francisco “se ha hecho de uso común, pero a veces se han empleado mal –o al menos reductivamente– para hablar de la relación entre Iglesia y Estado, entre cristianos y política”.

Francisco denunció que estas palabras “a menudo se entienden como si Jesús quisiera separar ‘César’ y ‘Dios’, es decir, las realidades terrenas y las espirituales. A veces también pensamos así: una cosa es la fe con sus prácticas y otra la vida cotidiana. No. Esto es ‘esquizofrenia’, como si la fe no tuviera nada que ver con la vida concreta, con los desafíos de la sociedad, con la justicia social, con la política, etc.”, insistió el Papa.

“Jesús quiere ayudarnos a situar al ‘César’ y a ‘Dios’ cada uno en el lugar que le corresponde. Al César –es decir, a la política, a las instituciones civiles, a los procesos sociales y económicos– le corresponde el cuidado del orden terrenal, de la polis; y nosotros, que en esta realidad estamos a cargo de la polis, estamos a cargo del orden terrenal”, prosiguió. “Somos del Señor y no debemos ser esclavos de ningún poder mundano. Al César pertenecen las cosas de este mundo, pero el hombre y el mundo mismo pertenecen a Dios: ¡no lo olvidemos!”, concluyó el pontífice.

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