Las JMJ españolas: de Santiago de Compostela a Madrid, de Juan Pablo II a Benedicto XVI

España ha sido en todos estos años el único país (a excepción de Italia, por supuesto) que ha acogido dos encuentros: Santiago de Compostela en 1989 y Madrid en 2011

El cardenal Pironio, a la izquierda de Juan Pablo II, durante la JMJ de Santiago de Compostela en 1989

Cuando, el 19 de agosto de 1989, Juan Pablo II llegó al aeropuerto de Santiago de Compostela, pisó y besó, como era sus costumbre, suelo español por tercera vez. La primera fue en 1982 y el viaje, de una semana, culminó en la ciudad del apóstol; la segunda fue una breve parada en Zaragoza camino de Santo Domingo y la tercera solo duró tres días, con un colofón asturiano que luego explicaremos.



Karol Wojtyla se sentía peregrino e hizo su entrada en la Plaza del Obradoiro vestido con la simbólica capa marrón adornada con dos conchas y llevando en su mano derecha un bastón de madera. A su lado caminaba eufórico el entonces arzobispo compostelano, Antonio María Rouco Varela.

Elementos constitutivos

La de Santiago introdujo ya elementos constitutivos de las siguientes Jornadas Mundiales de la Juventud: catequesis, oración, expresiones artísticas, intercambios culturales. Estuvo precedida por un Foro Internacional de Jóvenes, con más de 200 delegados procedentes de 35 países.

Los jóvenes acudieron en masa: más de medio millón, provenientes de los cinco continentes, con una neta superioridad europea y desde luego española. Concentrados en el Monte del Gozo, donde muchos de ellos habían pasado una noche húmeda, asistieron a la eucaristía presidida por Juan Pablo II, que, al final de la misma, entregó a diez jóvenes el bastón del peregrino para que “recordéis que formáis parte de la Iglesia misionera y que debéis apoyaros en Cristo para anunciar su mensaje de salvación a todas las personas, todas las familias, todos los pueblos”.

Etapa en Oviedo

Desde Santiago, el Santo Padre viajó a Asturias como un gesto de agradecimiento al entonces arzobispo de Oviedo. Siendo presidente de la Conferencia Episcopal, Gabino Díaz Merchán dio ejemplo de generosidad al renunciar a que el itinerario de Wojtyla en el 82 incluyese Covadonga, y el Papa quiso recompensarle celebrando una eucaristía a los pies de la Santina y caminando gozoso por los montes asturianos.

Benedicto XVI presidió su primera JMJ en Colonia en el 2005 y, después de una segunda en los antípodas, en Sydney (2008), llegó a Madrid a finales del mes de agosto del 2011. Era la tercera vez que visitaba nuestro país. Valencia fue la primera, en 2006, para presidir el Encuentro Mundial de las Familias, y la segunda se desarrolló en 2010, con breves estancias en Santiago de Compostela y Barcelona.

El hito de Rouco

España ha sido en todos estos años el único país (a excepción de Italia, por supuesto) que ha acogido dos JMJ y el cardenal Rouco puede alardear de haber tenido el privilegio de ser doble anfitrión del Papa y organizar un encuentro como este.

La de la capital española fue todo un éxito de organización, de participación, de espectacularidad; incluyó un aparatoso temporal que estuvo a punto de poner en grave riesgo la celebración de la vigilia en el aeródromo de Cuatro Vientos. Ratzinger tuvo que ser protegido contra chaparrones de una lluvia feroz, pero, a pesar de los que le recomendaban ponerse a salvo, permaneció incólume en su sitio.

Hubo otros momentos muy intensos, como el espectacular Vía Crucis en el Paseo de la Castellana, con 14 pasos escogidos entre los mejores de nuestras procesiones de Semana Santa.

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