Chile: reconocimiento a organismos eclesiales por su defensa de los derechos humanos

El presidente Boric presidió acto multitudinario en sector popular de Santiago

En la tarde de ayer Domingo se realizó un Encuentro de Reconocimiento a personas y organismos de Iglesias que tuvieron importante labor de defensa de derechos humanos durante la dictadura. El acto se enmarca en la conmemoración de los 50 años del Golpe Militar que tuvo lugar el 11 de septiembre de 1973. Durante este año el gobierno quiere instalar tres conceptos como ejes: “memoria, democracia y futuro”.



Organizado por la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos, el reconocimiento se dirigió a dos personas: Javier Luis Egaña, quien fue Secretario ejecutivo de la Vicaría de la Solidaridad de Arzobispado de Santiago, y al sacerdote Esteban Gumucio, sscc.

Las organizaciones que recibieron este reconocimiento fueron la Vicaría de la Solidaridad, el Comité Pro Paz (ecuménico), el Comité Nacional de Ayuda a los Refugiados, la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (FASIC) y el Servicio Paz y Justicia (Serpaj). Ellas fueron fundamentales para visibilizar, documentar y dar asistencia jurídica, económica y emocional a los chilenos y chilenas que sufrieron persecución, violencia política y violación de sus derechos humanos.

Gracias por haberse jugado

En su discurso, el presidente Gabriel Boric dijo: “A todos ellos hoy día como Presidente de la República y consciente de la dignidad y la importancia del cargo, les quiero dar las gracias. Agradecerles por esa labor, por habérsela jugado, por haberse jugado hasta la vida, para proteger a quienes en ese momento estaban siendo perseguidos por sus ideas, por creer en un mundo distinto, por luchar por la justicia”. También señaló que “seguridad, justicia y derechos humanos van siempre de la mano, nunca separados”.

Luego, citando un texto del sacerdote Esteban Gumucio respecto a la Vicaría de la Solidaridad, agregó Boric: “Decía Esteban Gumucio respecto de la Vicaría, pero creo que se aplica también para las demás instituciones que hemos homenajeado hoy día: ‘Y desde allí la onda de David hirió la cabeza del filisteo Goliat con unas piedrecitas del arroyo, con la larga paciencia de oídos que escuchan el corazón abierto, con prolijos expedientes de abogados y auxilios, y escapadas y torrentes de llanto procesados en el silencio, con dedicación, con valentía, con el coraje y la audacia al encuentro de hijos desaparecidos con las creativas formas de creer en la capacidad del pueblo’. Y cuando recuerdo estas palabras de don Esteban Gumucio, no puedo evitar pensar que a 50 años del golpe, ¡a 50 años del golpe!, todavía tenemos detenidos desaparecidos en Chile”, exclamó.

La memoria moviliza

Gabriel Boric dijo en su discurso que desde el Ministerio de Justicia se está trabajando en un plan de búsqueda de los detenidos desaparecidos, “mientras estemos aquí tenemos el deber de seguir buscando”, recalcó el Presidente, insistiendo que es una “búsqueda moral”. “El pasado no se puede borrar, como les gustaría a algunos, pero se puede aprender de él”, expresó.

“La memoria moviliza y nos invita a entender quiénes somos… que nos permite crear un futuro más respetuoso con la vida y la dignidad humana frente a la cultura individualista, en donde prima el consumo por sobre la solidaridad”, señaló Boric y aprovechó de enfatizar que para “aprender de nuestros errores, nosotros no olvidamos, ni olvidaremos”.

“Así como ayer las y los defensores de los derechos humanos lucharon incansablemente por la democracia, hoy de nosotros depende continuar esta tarea tan fundamental como permanente de construir una cultura que nos permita mirar el futuro con esperanza”, concluyó el Presidente.

Cantata de los Derechos Humanos

El acto incluyó la interpretación de la “Cantata de los Derechos Humanos, Caín y Abel”, a cargo del Coro de Vecinas y Pobladores “Ecos de Esteban” perteneciente a la popular comuna de La Granja, de Santiago, junto a la Orquesta de Cámara de San Miguel, y el conjunto Música Latinoamericana “Ecos”.

Esta Cantata fue escrita por el sacerdote de los Sagrados Corazones, Esteban Gumucio, que falleció en 2001 y que hoy está en proceso de canonización en el Vaticano; y la música fue compuesta por Alejandro Guarello y el Grupo Ortiga, convocados por el entonces arzobispo de Santiago, cardenal Raúl Silva Henríquez, para ofrecerla como acto cultural en la inauguración del Simposio Internacional de los Derechos Humanos, el 25 de noviembre de 1978, en la Catedral Metropolitana de Santiago, ante líderes sociales, políticos, embajadores y comunidades cristianas. Al término de ese simposio ecuménico, destacados participantes internacionales firmaron la “Carta de Santiago de Chile” en la que se comprometen a luchar permanentemente por la defensa de los derechos humanos en los lugares donde estén.

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