Luis José Rueda: “La reconciliación con la Colombia agraria debe ser prioritaria”

“La reconciliación con la Colombia agraria debe ser prioritaria”. Así inicia el texto del arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda Aparicio, publicado en la edición No. 1999 de la revista Semana que circula a partir del 23 de agosto, en la que el prelado hace un llamado a “defender la dignidad de la población rural, victimizada por la arrogancia homicida del narcotráfico y el olvido generalizado“.



¿Hasta cuándo?

Cuando el país no se alcanza a reponer de las últimas masacres registradas en zonas rurales del suroccidente, tres más han sacudido a los colombianos el pasado fin de semana. Las escenas de sevicia y terror se repiten en los departamentos de Nariño, Cauca y Arauca. En total ya son más de una treintena de víctimas fatales entre jóvenes, adultos e incluso un menor de edad.

“¿Hasta cuándo Señor?”, trinó el arzobispo de Bogotá, el sábado 22 de agosto tras conocerse la tragedia de la masacre en el Tambo (Cauca), levantando su voz por la paz: “es urgente, no podemos esperar, debemos movilizarnos hacia un pacto, una alianza entre los colombianos por la vida y por la paz. Sin armas, una alianza de conciencias”.

“Es el momento para dar pasos concretos, no podemos esperar más”, asevera el primado de Colombia en el artículo publicado por Semana. Para Rueda, “el liderazgo político, científico, económico, y todos los colombianos debemos aunar las conciencias, los recursos y los proyectos en orden a la reconciliación con la Colombia agraria“, puesto que “allí se juega el futuro humano, social y ecológico del país”.

Acuerdos humanitarios en las regiones

En efecto, el arzobispo de Bogotá está convencido de que “la reconciliación nace en el campo”, y esto será posible “cuando construyamos acuerdos humanitarios en las regiones que permitan avanzar hacia la terminación de los homicidios, el secuestro, el reclutamiento de menores, la siembra de minas antipersonas, la corrupción, el desplazamiento forzado, la contaminación de las aguas, la deforestación, la minería ilegal, el tráfico de armas; todos estos constitutivos de las cadenas del narcotráfico”.

Como pastor, Rueda Aparicio conoce el dolor de los campesinos, las comunidades autóctonas y los pueblos indígenas y afrocolombianos que padecen el recrudecimiento de la violencia, amén de su situación de vulnerabilidad, toda vez que “las comunidades no encuentran en la actividad agropecuaria la respuesta a sus necesidades básicas” y “no existe una economía agrícola que garantice al trabajador rural su sustento digno“.

En este sentido, el arzobispo de Bogotá denuncia que los habitantes de las zonas rurales “son grupos humanos abandonados de las políticas públicas del Estado y expuestos al accionar directo de los grupos armados ilegales, financiados por la economía de muerte del narcotráfico.

Al vaivén de las armas y de las mafias

Más concretamente Luis José Rueda se refiere al poderío de las armas y de los recursos de las mafias internacionales que siembran muerte y violencia en el campo y, particularmente, entre los líderes rurales: “este monstruo llegó hasta sus casas con fuerza destructora, pisotea la esperanza de familias enteras y sacrifica a sus intereses mezquinos, la vida de las futuras generaciones, como lo hemos constatado en las últimas masacres perpetradas contra niños y jóvenes”.

El prelado no cesa de clamar “por la vida, la reconciliación y la paz”, y para ello “busca unir a los colombianos en torno a la vida en el campo“. “Solo de esta manera podremos defender la dignidad de la población rural victimizada por la arrogancia homicida del narcotráfico y el olvido generalizado”, concluye.

Foto: Arquidiócesis de Popayán.

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