“¿No sería posible producir en nuestro entorno más equipos de protección que, además de proteger al personal sanitario, permitieran la presencia de los familiares más cercanos y la debida asistencia espiritual?”. Es la pregunta que lanzan al aire los obispos españoles a través de una nota que se publica horas antes de que arranque oficialmente la Semana Santa con la celebración de un Domingo de Ramos marcado por la pandemia del coronavirus.
Con el presidente del Episcopado español, el cardenal Juan José Omella, al frente, también denuncian que esta crisis sanitaria “ha abierto una gran herida en el campo económico, laboral y social del país”. En esta línea, ponen todos los medios de la Iglesia al servicio de la sociedad: “Ofrecemos nuestros recursos humanos y materiales para hacer frente a este desafío. Juntos podremos superarlo y vislumbrar el futuro con esperanza”.
Un gran proyecto común
“Hacemos un llamamiento a una alianza de toda la sociedad y sus instituciones en favor de este gran proyecto común”, expresan los obispos, que se muestran convencidos de que “para salir de esta crisis vamos a necesitar más que nunca la colaboración estrecha entre el sector público y el privado, entre las instituciones civiles y religiosas”.
La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal hace suyo el reciente mensaje de la Pontificia Academia para la Vida en la que se defiende que “nunca debemos abandonar al enfermo, incluso cuando no hay más tratamientos disponibles: los cuidados paliativos, el tratamiento del dolor y el acompañamiento son una necesidad que nunca hay que descuidar”.
Además, los prelados ponen en valor en su escrito la entrega del personal sanitario, así como de toda las Iglesia, desde los capellanes de hospital y demás sacerdotes que están acompañando a las familias en los entierros, hasta los agentes de pastoral por su entrega en los diferentes campos de acción eclesiales: obras sociales y educativas, residencias, centros de atención a los vulnerables…
