La Diócesis de Málaga trasladó y no inhabilitó al cura encarcelado por violación porque “renunció” a su ‘novia’

Fuentes del Obispado reconocen a Vida Nueva que pidieron “por activa y por pasiva” a la joven que denunciara si tenía pruebas, ya que ellos “desconocían la existencia de vídeos sexuales”

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La Diócesis de Málaga defiende que hizo un encargo pastoral al cura de 34 años encarcelado por violar a cinco mujeres, a las que sedaba y grababa, porque “renunció a su relación sentimental y se comprometió con su sacerdocio”. Así lo explican a Vida Nueva desde el Obispado, aunque se desconoce qué acompañamiento ha seguido al ser enviado a dos parroquias de la sierra malagueña –en El Burgo y la Yunquera–, donde recaló tras volver de Melilla por “problemas médicos”. Allí, convivía con su ‘novia’ al mismo tiempo que ejercía de párroco.



Del mismo modo, reconoce que pidieron “por activa y por pasiva” a la ‘novia’ que denunciara si tenía pruebas, ya que ellos “desconocían la existencia de vídeos sexuales”. No obstante, la joven mantuvo ante la Policía que en enero entregó un disco duro con todo el material a responsables diocesanos. “Dijo que tenía pruebas para denunciar, pero no las compartió. Nosotros le pedimos por favor que fuera a la policía, pero no fue hasta agosto cuando lo hizo”, agregan.

Tras ser detenido el 11 de septiembre en Vélez-Málaga –donde residía ahora con su madre, quien fue clarisa antes de tenerle–, el Obispado le ha retirado las licencias ministeriales para que no ejerza el sacerdocio. Dos semanas después de la detención se filtró el caso con la intención de encontrar nuevas víctimas, pues la Policía sospecha que pueden haber más agredidas tanto antes de 2017 –año en el que fue ordenado sacerdote– como después de 2019, período en el que se grabaron los vídeos por los que se le imputan al sacerdote cuatro agresiones sexuales y cinco delitos contra la intimidad.

Salida de la Orden Trinitaria

Desde su detención permanece en prisión preventiva en Alhaurín de la Torre. Precisamente el cuidado pastoral de este centro penitenciario recae en la Orden Trinitaria, congregación religiosa en la que el joven, a sus 18 años, comenzó su camino vocacional. Sin embargo, sus formadores no vieron clara su vocación y pactaron lo que se denomina en la vida religiosa como una “salida dialogada”, según ha podido confirmar Vida Nueva. De hecho, los trinitarios, a través de un comunicado, han salido al paso hoy negando que llegara a ordenarse a la par que condenando “enérgicamente cualquier acto de abuso en todas sus formas”.

En concreto, el joven malagueño, cuyo rastro ya ha sido eliminado de la web oficial del Obispado, hizo el postulantado y luego dos años de estudios de Teología en Granada. Sin embargo, después de este tiempo sus formadores detectaron que no era apto para seguir este camino. Eso sí, nada les hizo presagiar que podría convertirse en un depredador sexual.

Como han confirmado fuentes de absoluta fiabilidad a esta revista, a los 22 años entró en el Seminario de Málaga y seis años más tarde fue ordenado sacerdote por el obispo Jesús Catalá sin que desde la Diócesis se pidiera a los trinitarios ningún informe sobre el porqué de la decisión de que no continuara en la congregación.

El hecho de pedir referencias es una práctica habitual en la Iglesia –aunque no obligatoria– cuando recaen en diócesis o institutos religiosos personas que ya se han descartado como candidatos en otros ámbitos. “Esto evita que se cuelen personas que no son aptas para este tipo de vida”, explica la misma fuente, que también denuncia que no es la primera vez que jóvenes saltan de un seminario a otro sin preocuparse por su trayectoria previa. Es más, otra fuente episcopal confirma a este semanario que “Málaga nunca pide informes”.

La Diócesis niega que los trinitarios lo descartaran

Pese a todo, la Diócesis niega que el sacerdote fuera descartada por los trinitarios. “Dicho sacerdote pasó un período de formación en una congregación religiosa, de la que salió libre y voluntariamente. Pasado un tiempo, solicitó entrar en el Seminario de Málaga, que pidió informes a la congregación, antes de aceptarlo como seminarista, siendo los informes positivos. El Seminario de Málaga lo acompañó, haciendo el discernimiento vocacional habitual, sin que aparecieran los problemas de los que ahora se le acusa”, señalan en un comunicado.

El propio sacerdote, en una entrevista hace una década, pese a las atrocidades de las que se le acusa, afirmaba convencido que “algo que no existía antes es el acompañamiento psicológico, muy importante en el seminario actual”. Tampoco dudaba en condenar los abusos en la Iglesia: “Estos escándalos de pederastia son una vergüenza”. “Es importante que la Iglesia haya tomado la decisión de ponerlos en manos de la Justicia”, porque “no puedes revindicar hacia fuera lo que no haces de puertas adentro”, añadía.

Las víctimas, del grupo de amigos

Tal y como han relatado fuentes policiales, las denunciantes pertenecían a su círculo de amistades y fueron agredidas en varias localidades. Además, no eran conscientes de haber sufrido ningún delito sexual, pues el sedante que les suministraba solo dejaba una pequeña resaca al día siguiente, que las jóvenes achacaban al consumo de alcohol. Así, algunas de ellas han visto los vídeos, pero otras han preferido no enfrentarse a las imágenes.

La investigación del caso arrancó en agosto, cuando una mujer que se autodefinía como su novia denunció en la Unidad de Familia y Atención a la Mujer de Melilla que había localizado en el domicilio que compartían un disco duro que contenía fotografías y vídeos donde aparecían varias mujeres semidesnudas, dormidas o bajo los efectos de algún sedante y a las que les realizaba todo tipo de prácticas sexuales.

Ante la posibilidad de que tales actos sexuales no fueran consentidos, la denunciante realizó una copia del disco y acudió a comisaría para ponerlo en conocimiento de los agentes. A partir de aquí se inició una investigación en colaboración con investigadores del equipo central de la Unidad de Familia y Atención a la Mujer de Melilla.

Después del análisis de todo el material disponible, la Policía constató que las mujeres se encontraban en estado de inconsciencia durante las prácticas sexuales. A partir de ahí, los agentes identificaron tanto al autor de las agresiones y de las grabaciones como a cinco de las víctimas, ya que en las carpetas con el material delictivo incluía fotografías propias del viaje.

La Diócesis condena los hechos

La Diócesis de Málaga “siente profundamente el daño que esta situación implica”. “Conmovidos por el mal infligido, no podemos más que manifestar nuestro dolor como comunidad católica comprometida con el cuidado y el servicio a toda la sociedad, especialmente a los más débiles y necesitados”, decían ayer en un comunicado horas después de salir a la luz el caso.

La nota daba a entender que respaldan la investigación policial sin fisuras y desvelan que sabían del proceso abierto. Literalmente, se explicita que “desde que se conocieron los hechos, este Obispado colabora con los requerimientos de la Justicia y continuará ofreciendo su cooperación para cuantas gestiones sean necesarias con el fin de facilitar la investigación que aclare los hechos”.

En el comunicado, la diócesis también “reitera su condena más profunda y contundente contra cualquier tipo de vejación o abuso a la mujer”. A la par, “pide a Dios que seamos capaces de erradicar cualquier violencia en nuestra sociedad y a los fieles que se unan en la oración por el fin de la lacra del abuso contra la mujer”.

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