Francisco pide a los jóvenes rusos que sean “artesanos de paz” y “constructores de puentes”

El Papa compartió que sueña “con una Iglesia donde ninguno sobra, donde ninguno está de más”

El papa Francisco se ha sumado a través de una conexión al 10º Encuentro nacional de los jóvenes católicos de Rusiaque se celebra en San Petersburgo del 23 al 27 de agosto. Un encuentro que ha seguido la estela de la JMJ de Lisboa. El pontífice ha hecho su intervención en español. Siguiendo el lema del encuentro internacional les recordó que “Dios nos manda salir y caminar. Cada uno de ustedes, como María, es llamado por Dios. Sí, llamado por Dios, elegido y llamado. Todos somos elegidos y llamados”.



Una Iglesia para todos

“Dios transforma. Es esa experiencia del amor desbordante de Dios que no se puede dejar de compartir”, insistió el Papa ya que “cuando Dios llama, no podemos quedarnos sentados. Levantarnos y con prisa, porque el mundo, el hermano, el que sufre, el que está al lado y no conoce la esperanza de Dios necesita recibirlo, necesita recibir la alegría de Dios”. Además, Francisco recordó que “el amor de Dios es para todos y la Iglesia es de todos”. Para Francisco “el amor de Dios se reconoce por su hospitalidad. Dios acoge siempre, crea, crea espacio para que todos tengamos lugar y se sacrifica por el otro, está atento a las necesidades del otro”.

“La Iglesia es una madre de corazón abierto, que sabe acoger y recibir, sobre todo a quien tiene necesidad de mayor cuidado. La Iglesia es una madre amorosa, porque es la casa de los amados y es la casa de los llamados. ¡Cuántas heridas, cuánta desesperanza se pueden curar donde uno se pueda sentir recibido! Y la Iglesia nos recibe. Por eso, sueño con una Iglesia donde ninguno sobra, donde ninguno está de más”, confesó. Por eso el Papa pidió “que la Iglesia no sea una ‘aduana’ para seleccionar a quienes entran y a quienes no. No, todos, todos. La entrada es libre. Y después que cada uno sienta la invitación de Jesús a seguirlo, a ver cómo está delante de Dios; y para este viaje están las enseñanzas y los Sacramentos”. “La Iglesia es para todos: jóvenes y viejos, sanos y enfermos, justos y pecadores. Esto quería decir Jesús: todos, todos, todos”, reclamó.

Semillas de paz

En este sentido, recordó que “es vital que los jóvenes y los ancianos se abran uno al otro”. Para Francisco “los jóvenes, al encontrarse con los ancianos, tienen la oportunidad de recibir la riqueza de sus experiencias y sus vivencias. Y los ancianos, al encontrarse con los jóvenes, encuentran en ellos la promesa de un futuro de esperanza”. “Los jóvenes sueñan, los viejos sueñan. Es precisamente el sueño, la capacidad de soñar, la visión del mañana lo que ha mantenido y sostiene unidos a las generaciones”, añadió. “Así los ancianos sueñan con tantas cosas: la democracia, la unidad de las naciones…; los jóvenes profetizan, son llamados a ser artesanos del ambiente y de la paz”.

También invitó a los jóvenes a ser “constructores de puentes entre las generaciones, reconociendo los sueños de aquellos que han ido por delante en el camino. La alianza entre las generaciones mantiene viva la historia y la cultura de un pueblo”. En concreto reclamó: “Deseo para ustedes, jóvenes rusos, la vocación de ser artesanos de la paz en medio de tantos conflictos, en medio de tantas polarizaciones que hay de todos lados, que acechan nuestro mundo. Los invito a ser sembradores de semillas, de semillas de reconciliación, pequeñas semillas que en este invierno de guerra no brotarán por el momento en la tierra helada, pero en una primavera futura van a florecer”. “Sustituyan los miedos por los sueños. No sean administradores de miedos sino emprendedores de sueños. ¡Dense el lujo de soñar a la grande!”, añadió.

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