Francisco: “La Iglesia debe ser hogar y refugio seguro para todos”

“¡Sin oración no hay misión!”, subrayó esta mañana a los scalabrinianos en una audiencia en la que les animó a renovar su compromiso con los migrantes

“Seamos claros: migrar no es un dulce deambular en comunión; a menudo es un drama”. Francisco se expresó en estos términos esta mañana durante la audiencia que mantuvo en el Palacio Apostólico Vaticano con los participantes del congreso de espiritualidad scalabriniana promovida por los Misioneros de San Carlos. En el transcurso de la reflexión compartida con los scalabrinianos, el Papa reclamó tanto del derecho de toda persona a migrar, como a “poder permanecer en su propia tierra y vivir en ella de forma pacífica y digna”.



Partiendo de esa premisa, el pontífice repasó cómo “la tragedia de las migraciones forzadas” está causada “por guerras, hambrunas, pobreza y problemas ambientales”. Este contexto, aseveró Francisco, supone una interpelación directa a la renovación del carisma scalabriniano que pone en el centro al migrante.

Socorrer al pueblo perdido

“Scalabrini nos ayuda, precisamente mirando a los misioneros inmigrantes como cooperadores del Espíritu Santo para la unidad”, recordó al glosar la figura de su fundador que, “impresionado por aquella gran miseria, comprendió que había un signo de Dios para él: el llamado a socorrer material y espiritualmente a aquel pueblo, para que ninguno de ellos, abandonado a sí mismo, se perdiera, perdiendo la fe”.

Con este referente de fondo, el Papa reivindicó a la Iglesia como “patria de todos los pueblos, donde la vida de cada uno es sagrada y preciosa”, a la vez que “una ciudad abierta a todo aquel que busca un hogar y un refugio seguro”. Esto le permitió ahondar en el conceto de “catolicidad” como “universalidad y unidad, encuentro y comunión”.

Con la ternura y la misericordia de Dios bajo el brazo, el pontífice argentino envió a los religiosos scalabrinianos forjar su agenda misionera desde la oración. “¡Sin oración no hay misión!”, subrayó esta mañana el Papa, convencido de que “ascender a Dios es esencial para luego saber descender a la tierra, para ser ‘ángeles de abajo’, cerca de los últimos”.

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