Un hombre poderoso asesinado. Un político intachable. Un ‘lobby’ internacional que lucha por mantener sus intereses. ¿Es posible salir impune? Esta es la trama de la última novela de Fermín Bocos, ‘Algo va mal’ (Destino), en la que, sin elementos moralizantes, nos habla sobre la relación del poder con los medios.
PREGUNTA.- ‘Algo va mal’ es una novela policiaca…
RESPUESTA.- Sí. Tal cual. Una intriga que gira alrededor del poder, la política, la corrupción y los medios… Podría ser la crónica que publicarán los periódicos dentro de tres días. Después de tantos años en el periodismo, conozco bien la relación entre los medios y el poder, unas veces promiscua, otras legal y, en demasiadas ocasiones, propagandística.
P.- Curioso que su profesional del crimen, el Marsellés, sea un asesino minucioso, culto, amante de la pintura modernista y de la música clásica…
R.- En el crimen no hay bondad en tanto que es la mayor de las villanías posibles, lo que ocurre es que es un oficio más solicitado de lo que la gente cree y, por eso, quise darle un aire más culto y creativo.
P.- ¿Cómo se ha atrevido con una novela negra, siguiendo todos los cánones del género?
R.- Tiene raíces americanas y europeas: desde Poe hasta Christie pasando por Simenon, Montalbán, Donna Leon o los autores nórdicos. El esquema es canónico: se produce un crimen y un investigador sigue las pistas hasta dar con la solución.
P.- Si hablamos de actualidad, ¿estamos viviendo una fuerte polarización política?
R.- Se está perdiendo el espíritu de la ambición de concordia de la Transición. La polarización de izquierda y derecha nos impide encontrar ese punto de acuerdo para las grandes reformas que sigue necesitando nuestro país porque el exceso de inquina política nos retrasa. De este modo, la radicalización de la izquierda y la derecha propicia que el discurso dominante sea el de los partidos que menos diputados tienen y que están en los extremos. Uno es Venezuela y otro es Irán, algo va mal, ¿no te parece? (…)
P.- De tener la oportunidad de hablar con el papa Francisco, ¿qué desearía preguntarle?
R.- Si pudiera tener la suerte de tener al Papa enfrente, lo que haría sería escucharle, porque es un hombre de bien. Un hombre de paz, desde la elección de su nombre. Sin duda, está marcando un camino que es una bendición para la Iglesia. Les parece poco a unos y demasiado a los otros, y es la mejor manifestación, sin ironía, de que está en el buen camino. Está predicando con la paz y con el ejemplo de que hay que estar al servicio de todos, pero sobre todo de los perdedores de la historia.
Foto: Juan Manuel Fernández
