DCM

Desde Francisco

Tras la audiencia, mientras caminábamos para salir del Vaticano, nos preguntamos qué fue lo que más nos llamó la atención del encuentro con el Papa Francisco. Nos había recibido por el décimo aniversario de ‘Donne Chiesa Mondo’. Había sido una audiencia desprovista de rituales o de elementos superfluos. No hubo discursos escritos, ni por su parte ni por la nuestra. Había sido una conversación. Teníamos, tenemos, una sencilla historia compartida.



Nos gustó que dijera que siempre ha leído ‘Donne Chiesa Mondo’. Y que manifestara un interés real por sus contenidos, consciente de que él también necesita ampliar su mirada con otras perspectivas. A alguna de nosotras esto nos pareció hermoso “en un sacerdote de su edad”, hermoso “en un Papa”.

Nos complació que nos considerara interlocutoras, una avanzadilla de mujeres que viven en este tiempo convulso y cada una desde una posición diferente en cuanto a origen, religión, fe, pensamiento o cultura. En el debate posterior entre nosotras reflexionamos sobre la oportunidad que representa este Pontífice para abrir caminos sobre la solución de los múltiples problemas de la mujer en la Iglesia.

La audiencia se celebró el 4 de marzo, cerca del Día Internacional de la Mujer y del décimo aniversario de su Pontificado. Esos días, subrayó varias veces la cuestión de la mujer en la sociedad, en la Iglesia y en el Vaticano. Describió el triple lenguaje que sabemos usar: “el de la mente, el del corazón y el de las manos”, porque “la mujer piensa lo que siente, siente lo que piensa y hace, y hace lo que siente y piensa”. Un elogio.

En los días sucesivos, al encontrarse con otras mujeres, dijo que aún en este mundo “las mujeres son el primer material de desecho”. “La mujer es utilizada. Te pagan menos porque eres mujer. Si te ven embarazada te quitan el trabajo. Es un método que se usa en las grandes ciudades, con la baja por maternidad”, destacó. Y miró a casa: “Nos damos cuenta aquí, en el Vaticano, donde las mujeres que ‘trabajan mucho’, en puestos de mucha responsabilidad, ya son muchas gracias a Dios”.

Y sobre el voto de las mujeres en el Sínodo, dijo claramente: “Votarán todos los que participen en el Sínodo. Los invitados u observadores no votarán. Cualquier persona que participe en un Sínodo tiene derecho a voto. Ya sea hombre o mujer. Todos, todos. La palabra ‘todos’ para mí es fundamental”.

Perspectiva femenina y feminista

Este número del mes en que cae la Pascua, recoge investigaciones, vivencias, estudios e historias de mujeres que se interesan por la teología, el trabajo y la fe. Estudian a Dios y algunas examinan las Escrituras desde una perspectiva femenina y feminista, expresando un pensamiento propio en el panorama eclesial y cultural.

Contamos también la historia de dos religiosas poco comunes, fundadoras de congregaciones, mujeres activas, dotadas de fe y misericordia, además de gran fuerza y sentido práctico: la Beata Lorenza Longo y la Maestra Tecla Merlo.

Mujeres que usan la mente, el corazón y las manos.