José Luis Pinilla
Migraciones. Fundación San Juan del Castillo. Grupos Loyola

Uno tan solo basta


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Una imagen o una frase, tan solo, a veces bastan para recordar y movilizar. Esta vez me vino al recuerdo, casi como un imperativo, el primer verso del poema de Luis Cernuda titulado ‘1936’: “Recuérdalo tú, recuérdalo a otros”.



Este mismo mes, el Ministerio de Interior ha comenzado a levantar las nuevas vallas (con un rodillo que sustituye a las concertinas) que rodearán la frontera de Ceuta y Melilla. Tan altas en esta zona fronteriza que sobrepasan en un metro a las que está colocando Donald Trump en la frontera con México.

Con el periódico y la biblia

Recordando el consejo –me parece que de Karl Barth– de orar con el periódico en una mano y la biblia en la otra, se colaban también en el cuerpo de mi oración ante el Señor los numerosos migrantes llegando en pateras y ahogándose muchos de ellos en nuestras costas. (“Aunque solo fuera uno, habría que evitarlo”, diría el Papa). El poema de Cernuda fue escrito en los años 60, los años de la emigración española, tras su encuentro con un brigadista que vino a España a luchar en 1936. El poema es un homenaje a todos aquellos que luchan por un ideal, un canto en defensa de la dignidad del hombre y un recordatorio de que solo la memoria del pasado, frente al olvido y la mentira, nos hará seguir avanzando.

Pensaba que sigue siendo importante el recordatorio constante porque la reiteración de las noticias no debe impedir el compromiso avivado para que cada uno haga lo que pueda por recordar y dejarse interpelar por la mayor tragedia humanitaria tras la Segunda Guerra Mundial. Y que muchos quieren convertir simplemente en una noticia de verano más. “Así será”, me dije entonces.

Llegada al puerto de Motril, en Granada, de los 81 inmigrantes rescatados por Salvamento Marítimo cuando navegaban en una patera al sur de la isla de Alborán. EFE / Miguel Paquet.

Cada vez más trabas

Y lo he vuelto a recordar en estos estos días en los que al menos 302 migrantes y refugiados han muerto en las variadas rutas mediterráneas en lo que va del año. Y eso que las distintas agencias advierten de que el número estimado de muertes probablemente sea mucho mayor, pues las capacidades de búsqueda y rescate han sido limitadas, por lo que las tendencias recientes han mostrado retrasos cada vez mayores en la respuesta a las llamadas de asistencia.

Y la pandemia de coronavirus se suma al desafío de gestionar de forma segura la migración del mar Mediterráneo. A lo que hay que añadir que no es solución la externalización del control de fronteras, o seguir comprobando la mala administración y gestión de las mismas (en casi todas las fronteras). Además de la dinámica peligrosamente nacionalista que demasiadas veces también se recuerda.

Dentro de la oración

Noticias y fotografías de pateras (y de nuevo en cayucos), avistados muchas veces desde el aire con personas acurrucadas, apretujadas y quizás ya cadáveres en muchos casos, se han agolpado estos días de agosto en mi oración. Lo he hecho casi siempre situándome, como pide san Ignacio, en la llamada “composición de lugar”. Es decir, imaginarte dentro de una escena y ver qué puedes hacer. Para que se objetive la imagen, el recuerdo o un texto de la manera más nítida, vigorosa y realista posible de aquello que se quiere contemplar… Y así movilizar la voluntad y el deseo para “hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace”.

Como diría el P. Rubio, que da nombre al centro (Fundación S. Juan del Castillo-Pueblos Unidos) donde trabajo actualmente con emigrantes… Oración “metido en escena”: el silencio, el llanto, la indignación, el compromiso. ¿Se podrá, en este y en otros casos, organizar mucho mejor la rebeldía que nace de la compasión?

Sin aplausos

A quienes no hará falta recordar las imágenes será a los que intervienen en los rescates de mil maneras. Para ellos, en este recordatorio orante, mi agradecimiento al Señor, que procuro siempre que penetre en mi oración. Le puse los rostros y manos de aquellos samaritanos que no recibirán aplausos a las 8 de la tarde.

Para ellos quiero aplicarles los versos finales de la poesía citada de Cernuda: “Gracias, compañero, gracias / por el ejemplo. Gracias porque me dices / que el hombre es noble. / Nada importa que tan pocos lo sean:/ uno, uno tan solo basta / como testigo irrefutable / de toda la nobleza humana”.

Mientras unos suben muros y otros piden incluso que la Armada intervenga ante las pateras, ¡no importa que pocos sean nobles! Uno tan solo basta.