Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Quién se apuntará a la asociación del arzobispo Viganò?


Compartir

La asociación

Desde luego la jubilación del exnuncio papal en los Estados Unidos, el arzobispo Carlo María Viganò, está siendo casi más activa que su carrera diplomática. Tras el intento, en vano, de hacerse con una buena parte de la herencia familiar parece que los fondos no son un problema para poner en marcha nuevas iniciativas. Así, el combativo prelado ha puesto en marcha una asociación de carácter internacional llamada ‘Exsurge Domine’. La página web www.exsurgedomine.org y un vídeo del propio Viganò son las primeras acciones comunicativas recogidas por los blog habituales que sirven de correa de transmisión del monseñor.



En el vídeo explica que esta personal iniciativa tiene como “fin social es prestar asistencia, apoyo y ayuda material a clérigos, religiosos y laicos consagrados que se encuentran en condiciones económicas y logísticas particularmente difíciles; defender la Tradición inalterada e incorruptible de la fe católica; preservar y promover la liturgia tradicional; estimular el estudio y la profundización teológica y cultural del inmenso patrimonio religioso, histórico y artístico del cristianismo; favorecer ocasiones de diálogo y encuentro entre las diversas asociaciones, experiencias o grupos que actúan en el ámbito de la Tradición perenne de la Iglesia católica”. Un auténtico programa de gobierno, aunque con un alcance muy limitado.

El manifiesto

Mientras otros monseñores crean fundaciones, fondos o becas en las que encauzar sus fondos personales o recibidos por los bienhechores, Viganò da un paso más en su campaña por convertirse en el portavoz de la oposición a Francisco. “La Iglesia está atravesando una crisis muy grave, reflejo de la de los gobiernos civiles: quienes ocupan puestos de poder se han mostrado enemigos de la institución que supervisan y del pueblo sobre el que ejercen su autoridad”, lamenta el exnuncio en la presenta de esta curiosa entidad que pretende a acoger a las víctimas del pontificado de Bergoglio.

“Esta acción subversiva lleva a quienes no están dispuestos a aceptar la traición a convertirse en objeto de persecución: al igual que los médicos que optaron por atender a los enfermos durante la pandemia fueron expulsados de la Orden y privados de sus salarios, los sacerdotes y religiosos que no se adecúan a la revolución bergogliana son expulsados de las iglesias, despedidos de los conventos y dejados sin medios de subsistencia”, denuncia este sibilino prelado.

Considerado una víctima del pontificado denuncia que “lo que más desconcierta es que las persecuciones a los buenos se multiplican impunemente precisamente mientras quienes las llevan a cabo se muestran conciliadores e ‘inclusivos’ con los enemigos de la Iglesia: herejes, pervertidos y corruptos siguen en sus puestos, es más, son promovidos y alentados en el pecado y el vicio por los mismos a quienes Cristo ordenó proteger al rebaño de los lobos depredadores”, según se lee en el manifiesto fundacional de la asociación.

Esta reconquista espiritual de la tradición no se queda en la asistencia a las personas que él considera perseguidas en la curia o en la jerarquía eclesial. Las denuncias del exnuncio van mucho más allá. Así, se queja de que “en el maravilloso mundo de Santa Marta, los conventos y las casas religiosas van a ser vendidos para hacer de ellos complejos turísticos o convertirlos en lucrativos centros de acogida; o, más banalmente, sirven para compensar las indemnizaciones multimillonarias que las diócesis deben pagar a las víctimas de sus clérigos corruptos y el agujero financiero resultante de la desafección de los fieles”. Y es que, reitera, que “los protegidos de Bergoglio dominan impunemente” a través de herramientas como los “comisariatos de diócesis y comunidades religiosas, inspecciones intimidatorias, Visitas Apostólicas pretextadas, destitución de obispos, suspensión a divinis y reducción al estado laical de sacerdotes que sólo se equivocan al no querer apostatar de la fe católica”, como son, para el exnuncio, los casos del monasterio de benedictinas de Pienza –que es el primer aliado de la asociación– o el carmelita de Arlington en Texas.

Los socios

El arzobispo refuerza en su mensaje que su capital es el que patrocina y sustenta esta desde luego inédita asociación. Llama la atención que un obispo tradicionalista sea quien enmienda la plana al Papa cuando estos grupos han leído de forma maximalista todo lo referente con el primado de Pedro, desde la antigüedad al Vaticano I incluido. Pero, más allá de esta paradoja, no parece que vayan a ser muchos quienes se asocien o alienten las posibles actividades que se convoquen que suponemos que pueden ser cosas del estilo de misas tridentinas, terapias para antibergoglianos anónimos (AA), planes de empleo para monseñores desprovistos de sus insignias pontificas, mortificaciones para conventos nostálgicos de las penitencias del pasado…

Ha llegado tarde y se le han escapado a Viganò algunos de los cardenales de los ‘dubia’ como socios de honor. Ahora apenas le quedan unos pocos purpurados –parecen contarse con los dedos de ambas manos–. Tiene una insistente red mediática que va de un lado a otro del Atlántico, pero no sé si quienes forman parte de estas terminales pueden considerarse realmente como perseguidos por el pontificado de Francisco. A lo mejor es esto algo pretencioso.

En cualquier caso, esta iniciativa pintoresca del arzobispo Carlo María Viganò parece que no debería constar en el registro de asociaciones sino el de infamias. Una más –y a sabiendas y encima apelando a la caridad–.