José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Lesión… de orgullo


Compartir

VIERNES

Imposible parar máquinas. No hay vuelta atrás. Carta en la mesa, pesa. Es lo que tiene el papel impreso. Que deja al descubierto las vergüenzas. La última línea de una crónica que encumbra a José Antonio como gobernante cuando solo lo fue su padre Miguel. Fe de erratas. Borrón histórico en el expediente. Mea culpa.



LUNES

Benedicto XVI irrumpe en el Camino Sinodal Alemán. Para tomar nota. “La idea de una ‘fuga hacia la doctrina pura’ me parece absolutamente irreal. Una doctrina que solo existe como una especie de reserva natural, separada del mundo cotidiano de la fe y sus exigencias, representaría en cierto modo una renuncia a la propia fe. La doctrina debe desarrollarse en y a partir de la fe, no junto a ella”.

MARTES

Se aprobó en la Asamblea Plenaria de abril, pero se dejó caer en la web de la Conferencia Episcopal, como si tal cosa, en una tarde de julio, con la parroquia de vacaciones y la atención mediática del día en el caso Becciu. Sin presentación ni puesta de largo, se publica de puntillas la hoja de ruta de la Iglesia española para los próximos cinco años. Margen de reacción, justito. Se hace lo que se puede. Un hueco. Eso.

Hacer hueco ajustando caracteres a tantos proyectos y acciones trabajados en todos los departamentos de la Casa de la Iglesia. Mejor no echar mano de bombos y platillos, no vaya a ser que los fuegos artificiales se vuelvan contra uno. Pero sí, al menos, margen de maniobra para contagiar y amplificar. Al final, resumen del resumen que, en flashazos de estío vespertino, se lo lleva la siguiente ola. Me consuela saber que no soy el único periodista ni el único obispo al que pilló de sopetón. “No, hija, no”. Antonio Ozores.

MIÉRCOLES

Juegos Olímpicos de Tokio. El planeta la miraba a ella. Con lupa. La estrella sobre el tapiz. Ella se derrumba. Se retira. Lo deja a las puertas de la final. Da un paso atrás. La mejor gimnasta de todos los tiempos pincha. O no. Quizá se ha salvado a tiempo.

“No estoy lesionada, simplemente tengo una pequeña lesión en mi orgullo. Ahora tengo que concentrarme en mi salud mental. Esto no es simplemente salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos. A veces, siento todo el peso del mundo encima de mis hombros”. Simon Biles, ahora sí, demuestra ser una campeona. Ahora empieza a ganar en lo que otros ven su mayor derrota. Apartarse al desierto. Cuidarse para cuidarse. Empequeñecerse para engrandecer.

Lea más: