Rafael Salomón
Comunicador católico

Las películas de terror


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Existen temas que debemos abordar desde una preparación sólida y no simplemente desde un impulso o por curiosidad. Espiritualmente se ha explotado un tema el cual ha dado grandes ganancias a la industria cinematográfica en el género de terror, me refiero a los exorcismos. Muy lejos del amarillismo con el que son descritos, presentados y envueltos en ese halo de terror que tanto agrada a las audiencias más jóvenes, dicho sea de paso, cada vez se van especializando en el terror psicológico, donde nuestra mente es impactada por las imágenes y la narrativa.



La sugestión forma parte importante de la historia y la maldad es presentada como una entidad destacada para el desarrollo de la trama. Aproximadamente cada mes se presenta una película con temas satánicos, de maldad, e incluso de asesinos seriales que siempre tienen que ver con el diablo. El género se ha especializado tanto, que hasta los japoneses que tienen otra visión religiosa han detectado que ahí hay ganancias enormes.

La maldad es negocio; sin embargo, las luchas y batallas que muestran en esos productos, no es nada cercano a lo que es en realidad. Hay importantes exponentes en este tema, el cual no es tan frecuente en nuestra Iglesia católica, no todo tiene que ver con exorcismos ni entidades malignas, esto expresado por sacerdotes que demuestran que la batalla con el mal es solo espiritual y que algunos fenómenos paranormales existen, pero no son de la magnitud con la que se presentan en estas cintas.

El sacerdote Gabriel Amorth Q.E.P.D o el sacerdote Antonio Fortea, quienes nos han compartido un acercamiento real sin la envoltura innecesaria y fabulosa con la que las grandes producciones están impregnadas. Exorcismos reales, donde el mal se apodera por instantes de la mente y cuerpo de la persona, donde se manifiesta un cambio de personalidad, pero nada comparado con aquellos efectos especiales.

El mal, siempre rondando nuestras vidas

El mal como una persona dentro de otra, pretendiendo dirigir su voluntad, con el objetivo de ignorar e invalidar el amor, la compasión y la sencillez del amor de un Dios que cuida a cada uno de nosotros. Entrar en temas de entidades y de exorcismo debe hacerse con verdadero conocimiento, sin esperar esas batallas titánicas entre sacerdote y exorcizado, más bien, estar preparado con mente y corazón para comprender que el mal está siempre rondando nuestras vidas.

Siempre está cerca, a nuestro lado, su presencia es constante y de cada uno de nosotros depende dejarnos seducir por lo que nos propone o seguir fiel y humildemente al amor. Expulsar demonios no es algo que debemos tomar a la ligera, ni mucho menos acercarnos con curiosidad. Simplemente nos es algo que todos debemos comprender y que la preparación espiritual es vital, importante y absolutamente necesaria para enfrentar al maligno.

Es mucho más que intensión y buena voluntad, recuerda que es el príncipe de la mentira y tratará de engañarnos, enredarnos y sobre todo, desestabilizarnos. Su único objetivo es alejarnos de la fuente de amor como lo hizo él hace mucho tiempo, para que al final nos deje en el desierto de la soledad y la incomprensión. Es necesario tener una preparación y vocación para dedicarse a conocer más del tema.

Si en alguna ocasión llegaras a vivir algo que te perturbe o te quite la calma tal vez no estés preparado para esa lucha contra el mal y es mejor retirarse y prepararse, porque en algún momento en nuestras vidas lo tendremos que enfrentar, esa es la batalla espiritual.