Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Es necesario un carnet para los curas?


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Los franceses

La Conferencia Episcopal de Francia ha presentado, dentro de las medidas para la prevención de los abusos, la creación de un nuevo carnet que certifica que su portador es sacerdote. Desde 2021 el Episcopado aprobó crear un registro nacional de personas que tengan sanciones canónicas relacionadas con restricción de la celebración de los sacramentos. Más allá, esta tarjeta –que será física o virtual gracias a un QR que se puede llevar en el móvil– permitirá prevenir también posibles casos de falsos sacerdotes que se presentan en la celebración de los sacramentos.



Esta tarjeta unificará los formatos en los que diócesis y congregaciones certificaban que uno es sacerdote o diácono permanente, conocido por la expresión latina ‘celebret’. Más allá del permiso de celebración, este carnet tendrá la validez de un año, contendrá la foto de ministro en cuestión, así como unos datos personales. La lectura del código permitirá conocer, a través de un PIN secreto, las restricciones en la celebración de sacramentos que recaen sobre esa persona. También si hay algún tipo de restricciones u otros comentarios ya que se ha creado un campo de texto libre en la base de datos.

En esta base de datos hay actualmente hay 13.000 sacerdotes y 3.000 diáconos del país en la base de datos. Aunque la emisión del certificado parece que estará a cargo de quien responde a la incardinación del sacerdote, ya sea el obispo diocesano o el superior religioso. En la presentación se presentaba este documento como el carnet de prensa de los periodistas o el certificado de colegiado de los abogados.

Los datos

De vez en cuando hay noticias de impostores sacerdotes y obispos. Las normas eclesiásticas señalan que es tarea del responsable de un templo asegurarse de la identidad de quien se admite a una celebración religiosa cuando es un sacerdote desconocido. Las fórmulas de certificación de esta realidad son muy variadas. Si bien son escasas las iniciativas para estandarizar esto. Hay diócesis como la de Roma, con su peculiaridad, que han articulado hace tiempo un sistema de gestión del ‘celebret’ contando con la cantidad de sacerdotes que acuden a la Ciudad Eterna por ejemplo para estudiar o realizar determinadas tareas.

Por otra parte, hay diócesis que siguen con inercias del pasado y creen que los certificados de los presbíteros o diáconos religiosos tienen que ser ratificados por el obispo residencial, cuando su superior es a quien corresponde esto por defecto. En este sentido, en España la CONFER incorporó la posibilidad de señalar que el religioso es sacerdote.

Los grandes santuarios o importantes lugares de peregrinación han tenido que lidiar puntualmente con el fraude de falsos clérigos. De vez en cuando algún titular presenta un cura u obispo ‘fake’ que se presenta en una boda o en un retiro espiritual… y en la mayoría de los casos ha sido el sentido común el que ha quitado la máscara al impostor.

Ahora bien, los franceses han dado un paso más al utilizar este certificado como una medida de prevención ante los abusos. Aunque es una prevención que se limita al control de los clérigos con sanciones canónicas cautelares o definitivas. Y es que cabe pensar que, si hemos visto al famoso exjesuita Marko Rupnik concelebrando en una misa en público; otros clérigos que han vivido su proceso de forma más discreta o con menor repercusión pública se saltan las prohibiciones en iglesias públicas más o menos conocidas. Acudiendo a los porcentajes de curas sancionados, parece un esfuerzo ímprobo ponerse a gestionar anualmente todos estos carnets… aunque es posible que con una sola posible persona que se salve de la posibilidad de ser abusada ya se haya pagado este precio. Habrá que esperar a los datos cuando se revise la eficacia de la medida.