Fútbol y vandalismo

ÁNGEL GARCÍA RODRÍGUEZ, O.SS.T., BUENOS AIRES | No soy ningún forofo del fútbol, pero he de confesar que he quedado indignado ante la violencia desatada en el último partido entre el River y Belgrano en Buenos Aires. El River ha sido un equipo que, tras más de 100 años desde su fundación y estando siempre en Primera, ha bajado a Segunda División.

Desgraciadamente, el pasado domingo 27, el estadio del River y sus alrededores se convirtieron en un verdadero campo de batalla en el que los vándalos destruyeron una unidad móvil de Televisión, realizaron cuantiosos daños materiales y dejaron un saldo de 68 heridos, de los cuales 25 eran policías y 43 civiles.

Aquello fue una pésima imagen internacional, mostrando que el futbol en Argentina se ha convertido en algo más que un juego. Los destrozos, robos, asaltos, heridos y actos vandálicos ensombrecen el deporte en este país.

Desde aquel fatídico domingo, han pasado varios días, los ánimos se han calmado y todo ha vuelto a la normalidad. Pero creo que el futbol sigue siendo en Argentina, como también en muchos países, un verdadero negocio económico y un gran conglomerado que levanta en los ciudadanos pasiones de odio, violencia, separación y muerte…

Hagamos del futbol un juego, un entretenimiento, pero no una pasión ni una vida… Miremos la vida con optimismo y con deseos de colaborar en la unidad de toda la humanidad. ¡No merece la pena llorar, sufrir y menos morir por un simple partido de futbol!

En el nº 2.763 de Vida Nueva.

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