¿Dios prefiere a López antes que a Ibarretxe?

(Juan Cipresa– San Sebastián) Resulta que todos en España (incluidos los católicos) se alegran por la victoria en las pasadas elecciones autonómicas de Patxi López, que le ha dado la lehendakaritza o presidencia en el País Vasco. No salgo de mi asombro al comprobar con tristeza cómo también los españoles católicos han aplaudido a un hombre que en el  discurso de su ceremonia de investidura hizo toda una declaración de ateísmo al suprimir fórmulas, vocablos y conceptos que siempre se han utilizado en dicha ceremonia y que hacían referencia a Dios, a la humildad ante Él, a la tradicional religiosidad del pueblo vasco, a la Biblia, al crucifijo. (Aparte de que dicho Sr., además, suprimió o alteró descaradamente otros símbolos que también son señas de identidad del nacionalismo y del tradicional pueblo vasco). Incluso, según la prensa, se permitió bromear irreverentemente, soltando un comentario jocoso que, más o menos, decía “A ver si va a llover. Como no me he humillado ante Dios…”.

Pues bien. En estos gestos irreligiosos es en lo que consiste el famoso “cambio” que nos prometió este hombre. Nada extraño sabiendo cómo las gastan los socialistas en todo lo relacionado con la religión.

Y con este hombre se ha unido y ha pactado el PP, partido supuestamente democristiano. Todos sabemos que lo ha hecho para eliminar al nacionalismo del País Vasco.

Y ahora pregunto yo: ¿acaso es más agradable a los ojos de Dios que esté de lehendakari el Sr. López en vez del Sr. Ibarretxe? ¿El Todopoderoso prefiere al PSOE –que es claramente irreligioso (no hace falta enumerar las medidas anticristianas que está tomando)– antes que al PNV? Me gustaría que la jerarquía de la Iglesia se “mojara” en este tema. Y no me vengan diciendo que con el nuevo Gobierno vasco mejora la situación de los amenazados por ETA. Eso no es cierto. Los colectivos amenazados por la banda terrorista siguen estándolo igual que antes, o más, pues los etarras están más enrabietados –y lo han demostrado con un reciente asesinato, el del policía Puelles– debido a la victoria-unión PP y PSOE y, además, no perciben –porque no lo hay (aquí en España, al menos)– un mayor control sobre la población que evite los movimientos de los terroristas y de sus colaboradores (y de paso de la delincuencia común y de las mafias, que van camino de convertirse –si no lo son ya– en un problema mayor que el de ETA).

Lo que ha hecho el nuevo Gobierno es colgarse medallas de cara a la galería llamando “normalización” a los cambios producidos en materias como los carteles de los presos, las banderas, o el mapa del tiempo. Pero… de tomar más medidas preventivas contra el hampa que nos protejan y tranquilicen a los ciudadanos, nada de nada.

En el nº 2.673 de Vida Nueva.

Compartir