El perdón del obispo de Plasencia ante el robo de la corona de la Virgen

“Nos han arrebatado un pedacito, no pequeño, del corazón, pero no han podido robarnos la devoción y el amor a nuestra Madre”, reiteró Ernesto Brotóns

Imagen de la Virgen del Puerto, patrona de Plasencia

La celebración de la fiesta de la Virgen del Puerto, patrona de Plasencia, ha tenido una celebración agridulce tras el robo de la valiosísima corona de la imagen, valorada en un millón de euros. El obispo Ernesto Brotóns ha presidido la celebración eucarística y no ha dejado de pedir perdón “por la responsabilidad que podamos tener al no haber sabido o podido responder con suficiente eficacia y acierto a la confianza depositada en nosotros”.



Una gran pena en el alma

“Nos han arrebatado un pedacito, no pequeño, del corazón, pero no han podido robarnos la devoción y el amor a nuestra Madre, ni qué decir del amor que nuestra Señora del Puerto nos tiene”, ha reclamado en su homilía ante los fieles. Más allá del robo recalcó que en la mirada de la Virgen “encontramos consuelo y luz. Su amor de madre nos une y reúne en familia, en comunidad, en pueblo” que ha vivido un año jubilar. “Mientras nos sostenga esa mirada tierna de la Virgen, Plasencia no estará huérfana, ninguno de nosotros estaremos huérfanos. No nos cansemos de darle gracias, de suplicarle, de hacer fiesta”, recalcó.

A esto se suma, añadió “una gran pena en el alma, tras el robo no solo de una corona, sino de un pedazo de nuestro corazón, del corazón de todos los placentinos, recuerdo y memoria tierna y agradecida de nuestros mayores”. “Lo vivido duele en el alma, por lo que supone y significa. Desde el amor que os tengo, desde el amor compartido a nuestra Madre, comprendo y comparto con vosotros el dolor y la indignación por todo lo sucedido y cómo ha sucedido”. Por ello reiteró su “humilde petición de perdón, también confianza…; petición de perdón, como pastor de esta Iglesia diocesana, por la responsabilidad que podamos tener al no haber sabido o podido responder con suficiente eficacia y acierto a la confianza depositada en nosotros, mas, también y ante todo, confianza y esperanza, en la Madre y en todos vosotros, porque nadie nos va a poder nunca arrebatar el cariño a la Virgen, porque nada ni nadie nos podrá separar jamás de su amor”.

“Nos han arrebatado un pedacito, no pequeño, del corazón, pero no han podido robarnos la devoción y el amor a nuestra Madre, ni qué decir del amor que nuestra Señora del Puerto nos tiene. Por eso estamos hoy aquí. No nos dejemos robar la esperanza, ni la fe, ni la alegría, ni el sentimiento fraterno que nos une en familia”, reclamó. “Sirva al Señor y a nuestra Madre nuestra solidaridad de desagravio. Al mal se le vence siempre con el bien”, añadió.

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