Fallece Ezio ‘Guadalupe’ Roattino, el sacerdote italiano que se hizo uno entre los pueblos indígenas nasa del sur de Colombia

El consolatino llegó a América Latina en 1971, allí estuvo 50 años, de los cuales 40 dedicó a las comunidades originarias de las que aprendió su idioma

Los pueblos indígenas nasa del cabildo de Caldono, en Cauca al sur de Colombia, lloran a Ezio Roattino, el cura de la Consolata, oriundo de Italia, quien se encarnó en estas comunidades como misionero durante más de 40 años.



Su comunidad ha informado que Roattino se había trasladado en 2022 por problemas de salud a la Comunidad de los misioneros de la Consolata mayores en Alpignano, norte de Italia, donde falleció este 4 de abril a los 87años.

Conocido por la comunidad nasa como el padre Nasayuwe, puesto que aprendió a dominar la lengua de esta etnia con homónimo nombre, de hecho, oficiaba misas, tradujo la Biblia a este idioma.

Por ello desde el Cabildo indígena nasa lamentaron profundamente “el sensible fallecimiento de nuestro hermano y misionero Ezio Guadalupe Roattino”, quien “dejó en nosotros una huella inolvidable, un sacerdote íntegro que demostró su amor incondicional hacia los más humildes y necesitados, defensor de los derechos humanos de las personas más necesitadas”.

Profeta entre indígenas

Por más de 40 años el sacerdote italiano vivió con las comunidades nasa – con otros servicios esporádicos en Brasil y Nicaragua – por lo que “su dedicación a la misión en América Latina, gran amor al Evangelio y a la Virgen de Guadalupe, lo hizo asumir el apellido Guadalupe”.

Sus hermanos consolatinos han recordado que pisó tierras americanas en 1971, donde “estuvo en las favelas de Río de Janeiro” hasta que llegó a Colombia. Allí “actuó en la pastoral en Tocaima (Cundinamarca), como Superior Provincial, hasta llegar a Toribio, Caldono, Santander de Quilichao y otros pueblos del Cauca”.

Fueron 50 años en América Latina y “siempre se caracterizó por su humildad y su don de servicio hacia el prójimo”. Compartió camino pastoral con el padre Álvaro Ulcué, primer sacerdote indígena Nasa asesinado en 1984.

Por ello, sus hermanos de comunidad aseguraron que “en estos momentos se ha reencontrado con su hermano Álvaro Ulcué Chocué Nasa Pal, con quien tuvo una bella amistad y compartió su vida sacerdotal en las parroquias del Cauca”.

Alfredo Fierro, director del santuario san Pedro Claver de Cartagena, quien conoció y trabajó con Roattino recuerda que “por donde andaba llevaba consigo la Biblia latinoamericana que perteneció al P. Álvaro Ulcué, la cruz de tau (símbolo de los “pequeños” y de que “somos todos hermanos”) y el anillo de tucum, elaborado en la Amazonía brasileña y promocionado por otro gran hombre de Dios, monseñor Pedro Casaldáliga”.

Sobre el anillo – comentó Ferro – era “muestra que yo me casé; me casé con una causa y esa causa son los indígenas colombianos, brasileños y amazónicos”. Además recordó la vez cuando “en el entierro de Álvaro Ulcue nos indignamos por la homilía del obispo que no dijo nada sobre Álvaro. Entonces P. Ezio, en el cementerio cuando lo estábamos enterrando, hizo la verdadera homilía. ¡Gran hombre y misionero!”.

Espíritu evangélico e indígena

59 años como sacerdote. El hijo de Giovanni y Bernardi Maria Roattino, nació el 19 de noviembre de 1935 en Isola d’Istria, en aquel tiempo Italia y actualmente Eslovenia. Ingresó a La Consolata hasta que hizo su profesión religiosa en 1961.

Su ordenación sacerdotal fue el 19 de diciembre de 1964, luego dedicó sus primeros años a los estudios complementarios y acompañamiento de los seminaristas de la congregación en Roma.

Armando Olaya, misionero de la Consolata – su gran amigo de vida y misión – aseguró que “él vio la presencia del Resucitado particularmente en el pueblo Nasa y creyó, y por eso se decidió a caminar, con ellos, compartiendo aquello que llevaba en su mente y en su corazón”.

Por su puesto, su congregación ha expresado sus condolencias usando una de sus frases emblemátcas: “el pensamiento sin acción es vacío; la acción sin pensamiento es ciega; el pensamiento y la acción sin Espíritu, es muerte”.

“En la certeza de que este hermano mayor descansa en paz junto al Señor, a quien amó y sirvió con espíritu evangélico e indígena, esperamos mantener vivo su legado, reflexiones interiores y compartir misionero”, finalizaron.

Foto: Misioneros de la Consolata

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