El Tribunal Constitucional ha establecido, mediante sentencia, que cuando se den discrepancias irreconciliables entre los padres de un menor en cuanto a las creencias religiosas a la hora elegir un colegio debe primar la “neutralidad”. Esto implica que la preferencia en caso de duda será siempre por un centro educativo de carácter aconfesional.
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Entorno de “neutralidad”
La sentencia llega después de la denuncia de una madre que prefería para su hija un colegio laico frente al padre que era partidario de que la niña fuera estudiante en un centro concertado religioso del padre. Esta diferencia de opiniones desencadenó un proceso judicial que ha llegado hasta el Tribunal Constitucional después de que en instancias anteriores se hubiese atribuido al padre la facultad de elección del colegio religioso debido a una interpretación del ejercicio de la patria potestad.
Tras el recurso de amparo de la madre, la sentencia se ha aprobado con los siete votos de la mayoría progresista y con voto particular discrepante los conservadores Ricardo Enríquez, César Tolosa y Concepción Espejel. Según informa la agencia Efe estaba ausente por razones personales Enrique Arnaldo. En este voto particular se señalan aspectos como que se facilitó que no se cursara la asignatura de religión y el hecho de que en el centro religioso no se educa desde una clave de adoctrinamiento.
Según explica el Constitucional, cuando se produce esta oposición debe buscarse “lo más acorde al interés superior” del menor, por lo que la “decisión que se adopte procure que esa formación escolar se desarrolle en un entorno de neutralidad, con el fin de que pueda formar sus propias convicciones de manera libre”. Más allá del colegio, el Tribunal señala que cada progenitor puede compartir sus propias convicciones con su hija ya que estamos en una “sociedad cada vez más diversa” hasta que ella pueda “autodeterminarse en materia de creencias religiosas”.
