El papa Francisco ha recibido en audiencia este lunes a las participantes en el XXIV Capítulo General de las Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora, y ha centrado su discurso en la fundadora de la congregación, la beata Teresa de Jesús Gerhardinger.
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“La vida de la beata Teresa fue un testimonio de fe transformadora, de valentía para crear nuevos caminos y de dedicación a la educación de los jóvenes”, ha dicho Francisco. “Su pedagogía quería ser integral: junto a la educación intelectual incluía también el cuidado del espíritu y la formación de personas compasivas, responsables y cristocéntricas, es decir, la formación del corazón, para tener compasión”. Y es, precisamente, “siguiendo sus huellas habéis continuado por estos tres caminos de educación, servicio y espiritualidad”.
Verdadera pobreza
“Como leemos en vuestras Constituciones, la beata Teresa ‘fundó la congregación sobre la Eucaristía, la ancló en la pobreza y la dedicó a María’. Me gusta esto: anclarme en la pobreza”, ha continuado Francisco, ya que “sin verdadera pobreza no hay vida religiosa”. “La pobreza es lo que preserva la vida consagrada”, ha insistido, “y no sólo es una virtud, no, es la guardiana”.
Asimismo, el Papa ha subrayado que “como mujeres que profesáis los consejos evangélicos, sois desde hace mucho tiempo pioneras en abrazar la dimensión profética de la vida consagrada”. “Y vuestra dedicación es signo, no sólo del don que habéis hecho de vosotros mismos al Señor, sino también de vuestra disposición a servir, en Él, a todos nuestros hermanos y hermanas”, ha aseverado.
