“Solo soy un pequeño párroco en una zona difícil del norte de Siria y nunca hubiera pensado que el Santo Padre podría elegirme para esta tarea tan importante”. Así lo ha expresado Hanna Jallouf, fraile menor franciscano de la Custodia de Tierra Santa, quien desde hace 22 años dirige la parroquia de Knayeh, en la provincia de Idlib, y al que el papa Francisco ha nombrado vicario Apostólico de Alepo para, tal como apunta Vatican News, “cuidar de todos los sirios católicos de rito latino”.
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“Es una misión que estoy a punto de vivir con alegría para tratar de apoyar a una comunidad herida por la guerra y por los destrozos del terremoto de febrero pasado”, ha añadido Jallouf, quien asegura que nunca podrá borrar de sus ojos el terror del secuestro sufrido en 2014 por los milicianos de Al-Nusra.
No entrar en política
En este contexto de guerra, la Iglesia, según Jallouf, tiene una forma de tratar de pacificar el país. “Se trata de no entrar en cuestiones políticas sino solo en la vida social, cotidiana de las personas. Cuando no te encuentras con la política, puedes obtener cosas buenas”, ha explicado. “Como aquellas”, recuerda el sacerdote, que “obtuve en Idlib durante los años de la guerra más amarga”.