El Papa recuerda que “es malo llegar a la vejez con el corazón amargado”

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“Es malo llegar a la vejez con el corazón amargado, con el corazón decepcionado, con el corazón crítico de las cosas nuevas, es muy duro”. Así, reflexionando acerca de la espera de la muerte en el Señor y del proceso de la vejez, lo ha afirmado el papa Francisco en la misa por cardenales y obispos fallecidos durante este año, que ha tenido lugar hoy en el Vaticano.



“Ante las dificultades y problemas de la vida, es difícil tener paciencia y mantener la calma. La irritación crece y a menudo llega el desánimo. Puede pasar así a estar fuertemente tentado por el pesimismo y la resignación, a ver todo negro, a acostumbrarse a tonos desanimados y lamentosos“, ha explicado Francisco. Por ello, ha recordado la importancia de “aprender el arte de esperar al Señor” de una forma “dócil, confiada, ahuyentando fantasmas, fanatismos y clamores, preservando, especialmente en tiempos de prueba, un silencio lleno de esperanza”.

“Así es como nos preparamos para la última y más grande prueba de la vida: la muerte”, ha aseverado Francisco, consciente de que “primero están las pruebas del momento, está la cruz que tenemos ahora, y por la cual le pedimos al Señor la gracia de saber esperar allí, allí mismo, su salvación venidera”.

Experiencia pascual

“En este punto el Señor da un punto de inflexión, ha señalado, porque, con Él,  “cuando la amargura alcanza su clímax, la esperanza vuelve a florecer de repente”. “En medio del dolor, quien está cerca del Señor ve que Él revela el sufrimiento, lo abre, lo transforma en una puerta por donde entra la esperanza. Es una experiencia pascual, un pasaje doloroso que se abre a la vida”, ha señalado.

Sin embargo, ha aclarado que “este punto de inflexión no ocurre porque los problemas hayan desaparecido, no, sino porque la crisis se ha convertido en una misteriosa ocasión de purificación interior“. “Antes de llorar en nuestro rostro, la emoción ya enrojeció los ojos de Dios Padre. Primero llora, me atrevo a decir. El dolor sigue siendo un misterio, pero en este misterio podemos descubrir de una manera nueva la paternidad de Dios que nos visita en la prueba”, ha afirmado Francisco.

Finalmente, el Papa ha señalado que “el cristiano no disminuye la gravedad del sufrimiento, no, pero mira al Señor y bajo los golpes de la prueba confía en él y reza: reza por los que sufren. Mantiene los ojos en el cielo, pero sus manos siempre están extendidas en el suelo, para servir concretamente al prójimo. Incluso en el momento de tristeza, de oscuridad, prevalece el servicio”.

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