Pablo Iglesias explica así “por qué la derecha española odia al Papa”

“La izquierda debería reflexionar sobre la necesidad de establecer alianzas y complicidades con los sectores de la Iglesia católica que defienden la democracia, el diálogo y la tolerancia”, ha apuntado el ex vicepresidente del Gobierno

Pablo Iglesias

Iván Espinosa de los Monteros, Isabel Díaz Ayuso, José María Aznar… e, incluso, Bertín Osborne. Voces políticas y mediáticas que, en las últimas semanas, han expresado su descontento con el papa Francisco a partir del mensaje de este al episcopado mexicano en el que pedía disculpas por el papel de la Iglesia católica en la conquista del país. Pero no son los primeros. En alguna ocasión, Santiago Abascal se ha referido a Francisco como ‘ciudadano Bergoglio’. Y todo esto lo ha repasado Pablo Iglesias durante su última disertación, en la que ha intentado responder a “¿por qué la derecha española odia al papa Francisco?”.



“¿Por qué la derecha española tiene tantos problemas con Jorge Bergoglio, el papa Francisco?”, se ha preguntado el ex vicepresidente ante el campus de Guadalajara, en el marco del ciclo Conversaciones en ‘Siglo Futuro. Pensamiento, Sociedad, Ética y Política’, un acto convocado por la Fundación Siglo Futuro y en el que ha tenido lugar un diálogo entre el teólogo Juan José Tamayo y Pablo Iglesias, en el que se ha abordado el tema de la relación entre política y la religión.

“Yo de religión no sé nada”, reconocía Pablo Iglesias durante su alocución, “pero me pregunté por qué la derecha española tiene tantos problemas con Jorge Bergoglio, el papa Francisco, y de eso sí puedo hablar”, ha añadido, “porque creo que tenemos un Papa enormemente interesante y extraordinario por muchas razones, más allá de las diferencias que pueda tener yo con el jefe de una organización internacional como es la Iglesia católica”.

Un giro sin precedentes

En primer lugar, Iglesias ha señalado que se trata del primer Papa no europeo en 1300 años, “desde que un sirio conocido como Gregorio III lo fue”. Algo que, para Iglesias, “no es un asunto menor”. “Ya se ha visto en México hace poco que no lo es”, ha apostillado. Al mismo tiempo, Iglesias ha subrayado que la actividad diplomática y la conciencia geopolítica del Vaticano con Bergoglio al frente “tiene muy poco que ver con la política exterior que se destilaba con Wojtyla y con Ratzinger, y esto es una evidencia”.

Por otra parte, Iglesias ha recordado que “Bergoglio critica el belicismo de Estados Unidos, critica la política migratoria de Donald Trump, defiende abiertamente el diálogo en Venezuela entre oficialismo y oposición, y critica las políticas de austeridad en el sur de Europa”, lo cual supone “un giro sin precedentes a los estilos políticos inaugurados por el papa polaco desde 1978″.

Del mismo modo, Iglesias ha hecho referencia a ‘Evangelii gaudium’, subrayando que en ella el Papa “dice literalmente que hay ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, y que esas ideologías son causantes de la desigualdad, y que menoscaban el derecho de control de los estados encargados de velar por el bien común, exhortando una nueva tiranía invisible”. “Es impresionante que esto lo diga el Papa”, ha reconocido Iglesias, porque “no lo está diciendo el secretario general del Partido Comunista, ni la secretaria general de Podemos. Lo está diciendo el Papa”.

Con estas palabras, Iglesias entiende que “Francisco está diciendo abiertamente que el sistema dominante, el capitalismo, mata, y que, tras esta economía se esconde el rechazo de la ética y el rechazo de Dios. Esto lo dice el Papa. Que además reivindica el ecologismo político en ‘Laudato si'”.

No es la primera vez

Con lo que respecta a España, Iglesias ha señalado que el Papa “defiende el diálogo en Cataluña, dice que quizá haya heridas de los españoles del siglo XX no cerradas y, para colmo, hace pocos días, pide perdón por la colonización y la participación de la Iglesia en la conquista de México. Y, a partir de ahí ya, se desatan los infiernos en la política española, que sin complejos y sin matices se atreven a criticar abiertamente al jefe de la Iglesia católica”, ha recordado.

“Esto no es tan novedoso, pero veníamos muy mal acostumbrados con Wojtyla“, ha afirmado Iglesias. “Cuando a la derecha española no le ha gustado un Papa, lo han dicho siempre”, ha dicho, poniendo el ejemplo de “Giovanni Battista Montini, Pablo VI, que cuando era arzobispo de Milán, por haber pedido clemencia para antifranquistas condenados a muerte, fue objeto de manifestaciones de falangistas en España, frente a la embajada de Italia, en la que decían (a veces la derecha española tiene su gracia), ‘Sofía Loren sí, Montini no'”.

En definitiva, para Iglesias “el hecho de que a la derecha española no le guste un Papa no es algo novedoso, igual que les gusta la democracia solo si ganan ellos. Incluso cuando es el Espíritu Santo el que inspira a los cardenales para elegir a un Papa, tiene que inspirarles bien, porque si les inspira mal, la derecha española está contra el Espíritu Santo y contra el Papa”.

Acercamiento a la Iglesia

Por otra parte, Iglesias ha recordado la reunión en la que mantuvo Pedro Sánchez con el papa Francisco, en la que este “demostró una sutileza” con el presidente del Gobierno “la misma semana en la que Vox presentaba una moción de censura contra el gobierno de coalición” hablándole de “la República de Weimar” y de Sigmund Gisbert, como una significativa advertencia contra “una regresión autoritaria”.

“Claro, es normal que la derecha le odie”, ha apuntado Iglesias, subrayando que, si hay algo que no es igual a la España actual que a la de principios del siglo XX es que “el proyecto reaccionario” de la derecha está acompañado por los mismos actores que entonces, “menos por la Iglesia católica”, al cuyo frente está Bergoglio y, por su causa “Omella es presidente de la Conferencia Episcopal y en Madrid está el cardenal Osoro”.

“Creo que todo esto explica el odio indisimulado de la derecha al Papa”, ha concluido Iglesias, sin dejar de subrayar que también que la izquierda debería “reflexionar sobre la necesidad de establecer alianzas y complicidades con los sectores de la Iglesia católica que defienden la democracia, el diálogo y la tolerancia”.

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